
es la patrona de los cursis junto a Isabel Presley. Es la gente que queriendo hacérselo de fina, elegante y sofisticada se compra los modelitos más caros para pasar por lo que no es, ni puede ser, porque no lo da la mata ni aunque la críes en invernadero. Da vergüenza ajena, pero los tíos ni se coscan porque viven en la supina ignorancia del perullo cursi que no sabe que hace el ridículo. Ni se lo imagina. Como ese anuncio patrocinando el cine español en el que aparece un niño que juega al béisbol y que cuando va a batear se da cuenta de que ha venido todo el mundo a ver el partido y sin embargo, su padre ha vuelto a fallar. “!Caracoles”, siempre está muy ocupado”, se dice el muchacho con el bate al hombro. Y entonces, tatachán, tatachán, aparece Antonio Resines y le reprocha que hable así. “Esto es una película española y aquí esas cosas no pasan. Mira, ahí está tu padre”. Y tiene razón. En España eso de que un padre no vaya a ver cómo juega su hijo o como actúa en una función de teatro no suele pasar porque aquí, en las películas españolas, el padre es un homosexual travestido que aspira a ser torero, según el vademécum de Almodóvares y compaña. Spain is different. Of course.