21 de enero de 2005

Plan Ibarreche

No se irán. Viven mejor contra España y no pueden abandonar la gallina de los huevos de oro porque entonces tendrían que pelearse contra Europa y estos si que no tiene complejos y los mandan a hacer gárgaras, es decir, a tocarle el coño a la madre de Javier Krahe. Ojalá que se vayan. Y que no vuelvan. No nos caerá esa breva, digo, esas nueces. Lo que no se llega a comprender es la actitud de los españoles que son (somos) humillados y despreciados por ellos todos los días y sin embargo todavía quieren que se queden aquí (yo no quiero), no sé si por amor filial hacia el hijo descarriado o, más sencillamente, por puro gilipollismo, gilipollae, ese o fuise, porque España es el único país del mundo en el que un soplapollas dice una soplapollez y todos los demás se arrascan la cabeza y dicen: "!que soplapollante!", en fin, que su actitud nos suena mucho a ese marido cornudo que con tal de no perder a su mujer es capaz hasta de llevarles el desayuno a la cama. O al enamorado que se arrastra detrás de una mujer que no le contesta sus cartas. ¿Es que los españoles no tienen dignidad?, ¿no la conocen?, ¿no saben de qué va?

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