28 de julio de 2013

Matrimoniar

Dicen las lenguas viperinas, muy groseras, que «el amor es oler pedos juntos». Puede. Uno no lo sabe porque nunca he vivido en pareja más allá de un fin de semana. Entramos el sábado en un piso prestado para conocernos y convivir como casados, y el domingo por la mañana ya me había echado. Ni un pedo, oye. No me dio tiempo.

Su padre me dijo que yo quería seguir llevando vida de soltero y que eso no era cuestión. Y tenía razón, pero es que ellas te engañan porque cuando están de novias son muy apasionadas pero una vez casadas ni quieren emborracharse, ni fumar porros, ni echar un polvo nocturno en la playa, ni esposarte a la cama. Son crueles, ya se sabe. Te llevan engatusado al matrimonio.

La democracia es otro matrimonio pero con esa civilidad que nos impide volver al árbol y arrearle un garrotazo al vecino por la linde de la rama. El hombre nace mono y se va haciendo humano conforme acepta unas normas de comportamiento que le permiten matrimoniar con la democracia y la cultura. La educación te apartan de la manada porque ya no somos perros que vamos en grupo detrás de la perra para olerle el coño y ser el preferido para montarla.



La democracia consiste entonces en oler pedos juntos; las flatulencias de la derecha paleta que quiere excluir a lesbianas y mujeres solteras de la reproducción asistida, un disparate, porque uno tiene amigas que son madres solteras y son mejores mamás que muchas otras que lucen marido. Son chicas independientes que no quieren aguantar los pedos de un tío. Un gran «problema médico», señora Mato. O soportar la fetidez de los políticos que se ruborizan con pudor ofendido por la financiación ilegal de los otros, pero callan cuando los bancos les perdonan a todos ellos las deudas, y los financian, incluidos los comunistas.

El socialista José Blanco ha sido absuelto por la justicia, aunque ya tenía condena firme de los correveidiles, por lo que conviene aguardar a que la justicia sentencie, antes de volver al árbol y engrescarse por la linde. Rubalcaba cumple con su deber al pedir la dimisión de Rajoy (para eso cobra). Ya ha huido Griñan por los ERE andaluces. Y el gallego cumplirá con el suyo si además de explicarse el próximo jueves, presenta una ‘cuestión de confianza’ para ver si el PP lo apoya porque Aznarín fue líder del partido durante 14 años y ni rechista las acusaciones de su tesorero. Quizás porque él y Aguirre son los únicos a los que no acusa.

No se puede cambiar un Gobierno porque lo quieren 4 bancos extranjeros (Pedro J. Bárcenas lo sugiere en El Mundo), sin que hable mi voto que tiene que valer lo mismo que el interés golpista de 4 bancos. O de todos aquellos que matrimonian con bancos y corruptos para oler unos cuescos que pretenden que valgan más que mi voto. Lo siento, pero no tengo costumbre de oler los pedos de nadie. Ni tan siquiera en un fin de semana.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

21 de julio de 2013

Lencería

Los expertos aseguran que trabajar en lo que te gusta es primordial para ser feliz porque te diviertes y encima te pagan por hacerlo. Supongo que ahora mi madre (y los padres de mis ex-novias), comprenderán por qué yo siempre he querido ser dependiente de una lencería de señoras. Es genuina vocación profesional.

Y además te pueden contratar en el PP ya que se han gastado 17.000 pesetas en lencería, según las cuentas auditadas. Un dinero público bien empleado porque a alguna diputada le puede urgir un polvo de media mañana. Ese que se echa cuando sales de la oficina a almorzar y te desvías al hotel con la hija del jefe. Un suponer.

Eso dicen los que gallean por barras y esquinas pues servidor es cándido y virginal y no hace esas cochinadas como no sea por una causa noble, es decir, por amor. O por dinero. Como Pedro J., el de El Mundo, que después de llevar los papeles de Bárcenas al juzgado en la mochila de Vallecas, ha convalidado nuestros barruntos y recelos.



El 1 de junio escribíamos aquí: «A Rajoy lo quieren liquidar tanto Aznar como la Aguirre y Pedro J (el del El Mundo), porque parece que el gallego le hace más caso a Merkel que a ellos. Y eso sí que no. Le exigen que convoque un congreso extraordinario para entronizar a Esperanza Aguirre».

Un mes y medio después el ‘Woodward de Alcobendas’ lleva al juez los papeles de un corrupto encarcelado que ha atesorado 48,2 millones en Suiza y que nos da su ‘palabrita del niño Jesús’ de que son veraces. Si la acusación es cierta, con pruebas periciales fehacientes (y no escritos en tarjetones y servilletas), el asunto es grave porque Rajoy ha mentido, es obvio, pero si nos ponemos así de concienzudos hemos de recordar que Felipe González también mintió sobre los GAL y Aznar sobre la guerra de Irak. Y ninguno dimitió.

Entre asesinar inocentes, conducirnos a una guerra ilegal o llevarse unas pesetillas de sobresueldo, Rajoy parece el más inocente, por memo, pues ganaría mucho más en el Registro de la Propiedad que en la política. Si se ha dejado pringar por unas pesetillas es que es imbécil y no se merece ser presidente del Gobierno de España. O sí. Probablemente sea el más indicado.

Bárcenas ha confirmado en su 11ª declaración ante el juez que esta vez los papeles son de verdad, no de mentirijillas, «te lo juro por Snoopy», por lo que ya tenemos su verdad o su mentira, sobre papel timbrado.

Rajoy debería presentar en el Parlamento una ‘cuestión de confianza’. Urgente. Obligaría a su partido a pronunciarse. Si pierde se va, como quieren algunos. Y si gana tanto Esperanza Kirchner, como Aznarín y Pedro J. Bárcenas comprenderán que los presidentes se cambian en las urnas y no asediando el Parlamento o en los tribunales populares. Queremos saber la verdad (judicial), pero no ser redimidos por ningún correveidile salvapatrias con tirantes. No somos niños y no necesitamos tacatá democrático, sino trabajar vocacionalmente en una lencería de señoras.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

14 de julio de 2013

Enamorarse

Los hombres necesitan 8, 2 segundos para enamorarse, según los expertos, pero es que algunos son muy gandules. A un servidor le basta un segundo. Y sobra, pero ellos insisten en que si miras más de 8 segundos a los ojos de una chica estás enamorado, pero no especifican qué ocurre cuando le miras el culo media hora porque eso también es amor. Un amor leal y fiel que no la abandona.

Tan constante como la bellaquería de los independentistas que ya planean un ejército catalán integrado en la OTAN. Hágase usted una revolución de minué izquierdo-independentista para acabar aliados con EE.UU. Mientras en España se bracea para salir de la crisis los burguesitos piden la independencia y 9.703 millones al ominoso Estado español (FLA) cuando el año pasado se llevaron 5.400 y se lo gastaron en 43 embajadas, la televisión autonomica (1.400 millones) o en promocionar la lengua.

Uno no tiene problemas con la lengua porque en la cama no suelo hablar, excepto para advertirle a ella que no finja tan fuerte porque nos pueden oír los vecinos. Y si alguna se empeña en hacerlo dispone del lenguaje universal al uso: «Oh, my Good; oh my Good»... No hay que saber latín para echar un polvo.


O para ser un camastrón como el comunista de IU y vicepresidente andaluz, Diego Valderas, que se compró su segundo piso en la subasta bancaria de la vivienda de un desahuciado. El subastero campeador antidesucios lo hizo años después, es cierto, cuando el precio había bajado 3 millones. Los comunistas dicen que es legal comprar a los bancos los pisos desahuciados (siempre que no seas de derechas). Legal pero repugnante.

Como el chorizo Bárcenas que vuelve a acusar a Rajoy, en un periódico, de todo lo que ha negado ante el juez. El País dice que ha sido un chantaje al Estado, pero si ha sido así Rajoy no ha cedido porque el fulano está en la cárcel y con los 48 millones de Suiza bloqueados. Pero volvemos a Agamenon: hay que ver si es verdad lo que dice el porquero, pues es muy grave.

Cuestión de camastrones, como Putín, que defiende la libertad de expresión del espía norteamericano (Snowden), mientras mantiene en la cárcel a las chicas del grupo rock Pussy Riot por «profanar objetos de culto». Es de muy mala crianza reirse de la fe de los demás, pero nadie debe ir a la cárcel por ello. Ni imponer su credo como ha hecho en Turquía el gobierno islamista derrocado por los militares en una asonada, cuartelera, porque un golpe de Estado lo es tanto si lo da Agamenon o su porquero. Sigue siendo ilegal.

«El amor se expone, no se impone», que nos explicaba el venerable cura Salas. Y es cierto, pero las creencias son un sentimiento ajeno al interés turístico que hay que procurar no herir, en balde. Y autocensurarse tal y como haces cuando a tu mujer le ocultas que con ese traje se le nota más la celulitis. Te callas y te autosencuras. Para que no se desenamore de ti en segundos.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

7 de julio de 2013

Excelencia

Un 57% de las estadounidenses dejarían de practicar sexo  para poder consultar su móvil. Lo dicho: hacerles el amor mientras ellas 'guatsapean'. Aunque sea con su novio.

Tampoco vamos a ser celosos porque España es  el tercer país europeo con más  'smartphone'.   Todo el mundo lo tiene, excepto un servidor que cuando me lo ofertaron comprobé que no tenía  nada que decir.

Aunque sí tenga mucho que gritar, como Munch, porque   los  terratenientes siguen  cobrando subvenciones agrícolas  (PAC), pese a que no trabajan el campo.  Uno creía que esa breva  era ya historia chunga, negra, del jaez aquel de  las pinturas de Goya y Solana y por esas veredas y pagos.  Pues no. 

Ahora quieren quitarle esa 'ayuda'  a los terratenientes como la Duquesa de Alba  para que la subvención se vincule  a las hectáreas que se trabajan y no a las que se gozan.   En España se benefician 910.000 prójimos cuando sólo cotizan 350.000.

No nos extraña este traspapele burocrático porque  a mí la Administración me ha pedido  el certificado de vida y estado (solterón)  y  he estado a punto de aportarles la sábana manchada de sangre,   compulsada,  para certificarles que no soy virgen, o sea, que seguimos  con Larra y el 'vuelva usted mañana' que ahora será vuelva usted el mes que viene porque quieren centralizar la justicia en la capital, quitando los juzgados de Cieza.  La derecha nacional pretende que volvamos al coche de línea y a los papeles con gomas en el cartapacio.

Una justicia de Corte Inglés que acoge a las señoronas desocupadas que toman el té con pastas, mientras la izquierda  pretenden repartir la miseria y que las becas se den al que no la necesita, al ocioso que no se  curra las hectáreas del conocimiento y se lleva la pasta  sin trabajarla, es decir,  dejando los libros en barbecho. La OCDE ha revelado que la enseñanza en España es "cara e ineficiente".   Cada universitario nos cuesta 7.000 euros al año.

Uno no ha hecho gasto porque me expulsaron de dos institutos de Cieza (tanto públicos como privados). Entonces no  había más, sí.  Me falta el cromo de los Albares. No soy un buen ejemplo,  lo sé, pero me remusgo que la Universidad concede la igualdad de oportunidades, es lo justo,  pero después la vida  corrige  y desiguala porque nadie quiere  un médico o un abogado malo, aunque luzca un título con marco de lapislázuli.

Se critica la excelencia, por fascista, cuando la excelencia debe ser  la normalidad; esa normalidad que evita que el 86% de los maestros de Madrid  suspendan un examen con preguntas del nivel de un niño de 12 años y no sepan sumar kilos y gramos.  "!Muera la inteligencia!", que gritaba el fascista Millán-Astray.

Porque la excelencia es lo que todos buscan al discriminar y contratar al albañil más excelente. O al buscar  para novia a una mujer  extraordinaria.  Con las cosas de comer no se juega.  Tonterías (y 5) los justos. Y 'smartphone' por un tubo para que ellas se entretengan  mientras tú te las trabajas. Como la tierra y las becas.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

3 de julio de 2013

Perversiones morbosas

Uno comprende que haya algunos que sientan emoción al ser operados por un cirujano que haya aprobado la carrera con un 5 raspado, pero a mí no me va ese tipo de morbo. Prefiero otras perversiones menos peligrosas.