29 de enero de 2005

¿El misógino nace o lo hacen?

Si, vale, es cierto: Hacia falta una ley que endureciera las penas contra los maltratadotes domésticos como la que hoy ha entrado en vigor. Pero, ¿qué hay de los que no lo son?, ¿qué pasa con los pazguatos que jamás han sido violentos o desconsiderados? Nada, si exceptuamos la conveniencia de que se vayan preparando también, por si acaso, porque se ha reinstaurado el delito de autor, a mayor gloria del franquismo (para el mismo delito tiene más pena el hombre que la mujer).  Y parece que las circunstancias obligan a defenderse huyendo de los anillos, de las listas de boda y del compromiso. Así que cuando te digan, ¿quieres conocer a mis padres?, tú diles que NO. Sin más. Que no te tiemble el pulso, digo la voz. Y procura quedar siempre con ellas en los hoteles para follar y luego cada uno a su casa. Nada de pareja estable, matrimonio, arrejuntamientos y demás
cariños, porque si ella se cansa de ti o se enamora de otro pipiolo sólo tiene que denunciarte por malos tratos psicológicos (ellas consideran maltrato psicológico que no te fijes en que ha ido a la peluquería), y vas a la cárcel y te quedas pasmado, mientras ellas andan por ahí descuajaringadas con otro.  Lo dicho, quedar en un hotel para follar y luego que la aguante su gata. O su lorito. O su madre. Nobleza, digo, ley obliga. ¿Amor? Mucho. Una hartá. Me parto. Sí, ya sé que ayer pensaba todo lo contrario, pero es que uno es muy voluble. Me lo han dicho siempre. 
Posdespués.- Y cuando folles en el hotel procura hacerlo con guantes, por aquello de no dejar huellas.

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