8 de abril de 2018

No todos somos iguales ante la ley

A Puigdemon la justifica alemana lo ha soltado.  Vienen a decir que no hubo rebelión, vale, pero esperemos que no pase lo mismo en Baviera, pongamos por caso y veremos si es o no rebelión.

Para que exista rebelión no es necesario sublevarse, montar el arcabuz y tirarse al monte, sino que basta con oponerse al cumplimiento de la ley. Si yo no pago una multa me rebelo contra el sistema.

Si no cumplo un mandato constitucional me rebelo aún más. A partir de ahora lo de que la justicia es un cachondeo se puede aplicar a Alemania. Y es que el miedo es libre y la caguetilla no perdona a nadie. Pero una cuestión está clara: no
todos somos iguales ante la ley. Es más;  hay algunos para los que la ley ni existe. Sólo somos iguales en la caguetilla, echando balones fuera a pelotazos, como han hecho los jueces alemanes.

¿Qué hacer?... Nada. Dejarlos rabiar y patalear hasta que se les pase o comprendan que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. O mandarlos a la cama sin cenar. La culpa es nuestra porque ya dicen que el que se acuesta con niños amanece meado y no se puede ser leal con el que no lo es.

Y no pasa nada porque se hablaba de lo peligroso que sería aplicar el 151 para suspender una autonomía, se ha hecho  y no ha pasado absolutamente nada. Algunos mendas andan en la cárcel, otros huidos y los demás acullonados por si les tocan el bolsillo que es lo que de verdad les duele. El nacionalismo viene a ser como "el que parte, reparte". Y nada más. Son las perras, estúpido, que le decía el padre de Clintón a su hijo. Y ganó las elecciones.

Lo que no va a conseguir la señora Cifuentes que venía como doncella inmaculada y también contaba mentirijillas. Aquí debe dimitir ella (ya le están buscando sustituta) y todos los que participaron en el fiestorro; tanto las que firmaron como los que lo consintieron.

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