1 de abril de 2018

Ese extraño candor de la vida

Julianne Moore
Hoy es domingo de resurrección, la verdadera fiesta de los cristianos porque sin la Resurrección no somos nada. Este día y el de Pentecostés son para mi el culmen de todo un proceso que llevó a estos dos momentos. Lo demás es un cauce para llegar aquí

Pero hoy traigo  a colación a dos mujeres que me han impresionado. Una es Inés Sastre que hace 20 años fue Miss España y  que ahora asegura que para las relaciones no tiene  ganas ni tiempo. Más o menos como me pasa a mí. Me he rendido a la realidad.

Yo tampoco pienso tener relaciones porque sé que el amor de verdad sólo se vive una vez. Lo demás son enamoramientos cascabeleros, pero el amor de verdad sólo vale para

una vez. Y yo, imprudentemente, ha gastado mi vale, mi vez.  Jamás volveré a cometer el error de querer sin que te quieran. Es la tortura más cruel que existe, sólo apta para masoquistas, que es en lo que nos convierte ese amor incondicional.  Sólo se ama una vez en la vida, ya digo, y lo demás son florituras con encajes de bolillos. Amor sólo hay uno.

Y la otra es Julianne Moore que a sus 57 años todavía está como un queso. La he admirado siempre, y lo único  malo que le encuentro es que es pelirroja pues a mí me van las morenazas. Pero bueno, nadie es perfecto, que decía Tony Curtis  en Con Faldas y a lo loco del genial Billy Wilder.  O quizás todo consista en que le da un aíre a una chica que conocí hace tiempo. O es al revés, no sé. Una chica con la que si tuve ganas y tiempo.

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