19 de marzo de 2018

El balcón y la santa semana



Ayer me entretuve colocando el faldón de Semana Santa (el año pasado no lo puse porque al vivir solo, para qué), pero este año me he dado cuenta de que puede ser un menosprecio a los semansanteros. Y además cuesta poco y es un detalle. No quiero destacarme por ser el único que no lo coloca. Y también lo he hecho por si alguien  quiere venir.

El que coloque la tela  no significa nada, sino que me uno al sentir general de estos tiempos, aunque lo más probable es que ni salga a echar un ojo e incluso el  Viernes Santo lo pase encerrado y quizás sólo salga para recoger la comida del Parreto. Estoy en racha con mi nuevo libro y no quiero perder el empuje, la inercia.

1974 (16 añitos)
La Semana Santa (para mi) ha perdido ese flechazo que te daba en pleno corazón y te llevaba a emocionarte. Me refiero a las procesiones porque la otra Semana Santa, la de verdad, la llevas en el corazón. Es probable que este año me arrime a a algún oficio litúrgico para vivirla más a fondo. Llevo una temporada muy dura y quiero dar las gracias a quién corresponda por haberme dado fuerzas para salir de tanto embrollo.

He pasado muchos años viviendo solo e incluso es la ilusión de mi vida. Recuerdo que cuando Ramón Ferrando me dijo que me fuera para Murcia para

trabajar en la redacción de La Opinión ocupé una habitación en el barrio de El Carmen  con un grupo de "compañeros". Aquello era peor que un piso de estudiantes, no podía con la "convivencia· y alquilé un piso para mí sólo en la calle Santa Teresa, en pleno centro.

Me dejé la mitad del sueldo allí, pero vivía de maravilla sin aguantar a nadie. Aquello sentó también mal en la redacción porque los jefes dijeron que era señal de madurez, de independencia, mientras los demás vivían como críos, como estudiantes universitarios. Pues más odio y venganza. Se podría decir que me han  hecho más daño, sin querer, los jefes que los mediocres que me odiaban. Y yo seguía callado y dándoles en los morros todos los días con  una exclusiva en primera página. Hasta los fotógrafos me tenían tirria porque yo no los necesitaba, me hacía las fotos,  pues en mi época de corresponsal incluso me compré un laboratorio y me las revelaba yo mismo.


Como es natural en aquella época no habían cámaras digitales y había que revelar en el acto y en blanco y negro.  Y luego salir corriendo al coche de línea.

PD.- He salido a la calle y me he enterado de que hoy es fiesta por San José y me ha traído a las mientes la noche de San Juan alicantina cuando un grupo de amigos encendíamos las hogueras, asábamos las sardinas y echábamos un polvo si se terciaba.  Algunos/as que yo siempre he sido muy tímida y nunca me he bajado las bragas. Sin amor, quiero decir.

Es curioso pero fuera`parte bromas nunca he sido un mujeriego y se pueden contar con la palma de la mano las pocas y cortas relaciones que he tenido. Me hubiera gustado tener, al menos, un hijo, pero no se han dado la circunstancias porque siempre he sido, además de feo, muy tímido. No he tenido relaciones serias con vistas al matrimonio. Excepto con Concha, claro, de la que nunca me olvido.

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