7 de marzo de 2018

De fracaso en fracaso y no me llevo ninguna

Con tanto trajín he perdido mi novela "La espera se retrasa". El original. No lo tengo. Tendría que comprarla para tenerla pero no sería el original, sino el libro como ha salido a la venta en Internet. He confiado demasiado en "la nube", en las tres nubes que uso: Onedrive, Mega y Boxsync. Para más seguridad que, obviamente no me han servido de seguridad ni de nada. Debería comprarla al menos para tenerla aunque sea en digital. Qué le vamos a hacer: son las cosas del vivir que decía un empalado.

Y además me he enganchado a la canción   Absolute Beginners de David Bowie, que utilizo Vodafone en un evento de Internet  con  Steve Wozniak y que reciclaron como spot para la tele. Dentro de unos días se me pasará el capricho, pero por
ahora suena una y otra vez  en la casa.

Y también consigue  que me olvide de la próstata, del cáncer de próstata (tengo miedo, la verdad) o de la operación de próstata. Y además, con  el cambio de dirección del blog he tenido también que cambiar todas las direcciones de todos los servicios. He tenido, no. Tengo. Puede llevarme todo el verano. Y todo por una tontería. Por cierto a ese anónimo que me escribe le aclaro que  yo no soy ni me creo inteligente. Soy normal, del montón.

Lo que ocurre es que algunos están muy por debajo y encima se creen muy listos. Yo soy absolutamente normal y ahí está el ejemplo:  mi vida ha resultada tan insulsa e inútil como la de todo el mundo y por eso no aguanto a los que son unos medianías pero van jactándose de lo contrario.  Siempre digo que soy escritor, sí, pero fracasado. Lo añado siempre y la gente lo sabe. Porque es verdad y porque no me da vergüenza decirlo. Lo he intentado y he fallado en todo.  Otros, al menos, dejarán hijos y chaleses. Yo no dejo nada excepto cuatro novelas muy malas.

Este niño sí que es inteligente. Y  lo digo en serio.
No, no es falsa modestia ni lo digo para que los demás me consuelen con lo contrario. Qué va. Lo digo para evitar confusiones. Soy un fracasado. Y no pasa nada porque lo he intentado. Me la he jugado y perdido, pero al menos lo he  intentado. Otros tontuelos me atacan con lo de "borracho" y todas esas gaitas cuando podrán embestirme por ahí. Pero en fin...algunos es que están por debajo, ya digo. Por debajo de lo normal.

Y encima presumen de lo listos que son. Yo no, ya digo, pero no tengo culpa de que el director de La Opinión,  Ramón Ferrando (q.e.p.d), aparezca una mañana por la redacción del periódico (cuando estaba en la plaza del Romea) y se ponga a pedir el aplauso para mi, felicitándome en público delante de unas 20 personas. Los demás me cogieron una tirría que les rechinaba por  los ojos y fueron a por mi porque ellos tenían estudios superiores de periodismo y yo sólo el certificado de estudios primarios. No es culpa mía, pero le dije al director que no lo hiciera más porque la envidia podía matarme. No me mató porque huí y me vine a Cieza, pero a punto estuvo. Hay testigos, ya digo. Pero lo dejo porque esto si que es una forma de presumir.

Volvemos pues al tajo.


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