29 de agosto de 2008

Pelotudos y santones

Este hombre es un filósofo con mucho predicamento en Argentina y parece que le ha dolido que un bloguero lo criticara. Y el "santón" se lo ha tomado en serio. Todavía no se ha enterado de que un blog es eso: un blog. Y que en ellos hay de todo, al igual que en los medios de papel también hay de todo: prensa amarilla, rosa y algo más seria. Pero al filósofo la crítica le ha hecho pupita y ha saltado. Lo que me preocupa no es que a un santón le haya hecho daño una crítica blogueril (que también), sino que le dé yuyu la democratización
de la blogosfera.

¿Por qué? Porque hay libertad? ¿Por qué no tienes que pedir permiso para opinar? Yo escribía en un medio de papel y el subdirector me censuró una columna (la cortó por tol morro y sin consultar conmigo). Gobernaban los socialistas. Cerré la columna y poco después me fui del periódico. Lo que ocurre es que a los santones les duele que el papel vaya de capa caída, de descrédito en descrédito, y que la gente joven se informe más por Internet que por el papel. Ahí les duele. Han perdido el poder de controlar, censurar y decidir quién opina y de qué. Y están perdidos.

Ayer mismo leí como unos cuantos columnistas de El Mundo se enconaban por ver quién era el heredero de Umbral. Se lanzaban indirectas mordaces, e incluso "criticaban el estilo bloguer", pues todos ellos quieren el trono vacío. Por todo el morro y sin vergüenza alguna. De pena. Así está el patio y la envidia, que como sabemos es patrimonio de los españoles. Relajaros, muchachos y recordar aquello de memento mori (o recuerda que eres sólo humano). Y que te tiras pedos en la cama, aunque sea desde lo alto de una afamada columna.

Pero un filósofo tiene que aguantar la crítica, aunque sea de un bloguer, porque recuerdo que mí un tipo de un blog me llamó "pajillero reprimido" y puso mi foto real, la de mi cara de este blog, para acompañar el titular. Y no lo hice caso. Bueno sí le hice caso, claro, porque a partir de entonces llamé a este blog "Diario de un pajillero reprimido". Eso sí, el muchacho se escondió tras el anonimato porque en esto de los blog somos pocos los que ponemos nuestros nombre real, nuestra foto y el lugar en el que vivimos. Los que damos la cara.

También critiqué un artículo del escritor Gustavo Martín Garzo y el hombre entró y me echó una reprimenda muy en el estilo del filósofo argentino. !Quién eres tú para, etc,…!, que ha sustituido al "usted no sabe con quién está hablando" muy propio de las dictaduras y tiranías. Y Antonio Gala, me ha enviado a un matón de puerta de discoteca para dejar comentarios, porque resulta que todos ellos (los santones), tienen puesto su nombre en el buscador de "alertas de Google" y éste les avisa cuando su nombre aparece mencionado en algún artículo o blog. Unos blogs en los que hay de todo, ya digo, y depende de cada uno elegir qué blogs lees y la credibilidad que le das a cada uno. Como en la vida misma.

10 comentarios:

  1. Im-pre-sen-ta-ble. Estoy absolutamente perpleja. O sea, que cualquiera pueda decir lo que quiera y como quiera (el don de la prosa, como todo en la vida, tiene grados) es recriminable... ¡¿porque desde que existe Internet no es necesario el soporte del papel y eso ha dado una libertad desconocida hasta ahora?! Uno ya no tiene que ajustarse a lo políticamente correcto de una línea editorial para que le dejen decir lo que piensa sino que puede ser el propio dueño de su publicación.

    Este "filósofo" (¿quién le dio tal categoría? aunque en realidad todos somos filósofos, entiendo que nada más es que él ha sabido hacer de ello su modo de vida) puede decir desde su columna en un periódico que alguien es tedioso y puede criticar que nos guste leer a Jorge Bucay o a Paulo Coelho pero el resto del mundo ha de colocarse una mordaza y no puede decir nada (imagino que nada que no sea de su agrado). Claro, él mismo lo dice, tanta democratización le molesta. Ole tus huevos.

    No sé, estas cosas tan absurdas y contradictorias me superan. Lo digo en serio me parecen tan gilipollas que bloquean hasta mi capacidad de análisis. No hay por donde cogerlas.

    Este tío, sencillamente, es imbécil. O pelotudo, que igual lo entendería él mejor.
    Ah, y voy a poner su nombre por si tiene activado, como ayer contabas, Antonio, el sistema de alertas de Google. Porque, vamos, me la juego a que anda todo el día navegando. ¡A ver si no por qué tanta manía a los blogueros! Pues va a tener que joderse porque es el mundo contra él y esto es imparable.
    Eso sí, no le ha dado para enterarse de que esto son bloGs, no bloCs.

    Va por ti, Jose Pablo Feinmann. Y no te lo pongo en negrita porque esta herramienta de edición es muy limitada y no puedo: tú sí que eres pelotudo. Y para que te quede claro el apelativo que te dedico, me remito a la Real Academia Española, que es muy formal y supongo que sí te merecerá respeto:
    Pelotudo, da.
    1. adj. vulg. Arg., Chile y Ur. Dicho de una persona: Que tiene pocas luces o que obra como tal. U. t. c. s.

    *Antonio, disculpa los tacos, que ya sé que tú eres muy correcto y comedido pero a mí Dios me dio menos don de prosa que a ti y mucha más pasión, y, lo siento, a veces encuentro mucho más expresivo llamarle a alguien, directamente, imbécil. Además, creo que este, con el discurso que luce, da paso franco a ese tipo de expresiones.

    ResponderEliminar
  2. No te preocupes, Sybarite, que puedes llamarlo imbécil si quieres, porque él ha insultado primero. Ha establecido las reglas del juego. Y además tiene razón en lo que dices, porque parece que él puede criticar a quién le dé la gana, menospreciar a los que leen lo que a él no le gusta, pero los demás no pueden opinar. Es un pequeño fascista de los que no saben que lo son. Hay millones por ahí, pero ellos no lo saben porque encima se creen demócratas y librepensadores.

    ResponderEliminar
  3. No sabía yo esas maneras de Gustavo Martín Garzo, tan soso él...
    En fin, los que pontifican diariamente desde sus tribunas luego no aceptan ni una crítica. Lo de siempre.
    ¿Cómo se activa eso de las alertas en google?

    ResponderEliminar
  4. Enrique, vas a Google, entras en Noticias y en la columna de la izquierda, más bien abajo, verás el icono de un sobrecito con la leyenda "Alertas de noticias". Configuras tu alerta (palabras clave, frecuencia de envío) y ya está. Cuando quieras la puedes desactivar desde los correos que te manda Google.
    Es una herramienta tremendamente útil cuando te interesa seguir algún tema y no quieres estar pendiente de entrar a distintos sitios o no puedes perderte un detalle.
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Raúl del Pozo ha reconocido abiertamente que tiene activada la alerta con su nombre para saber qué escriben sobre él. Y me consta que otros muchos, por curiosidad o vanidad, también la tienen.
    Pero fíjate, Enrique, que son los santones célebres los que más se preocupan por saber qué opina la blogosfera de ellos. Y por la contestación del filósofo argentino, les preocupa más que hablen mal de ellos en los blogs, que la crítica de sus propios lectores, quizás porque al periódico nadie les escribe para felicitarlos o criticarlos.

    ResponderEliminar
  6. muchas gracias miss.
    Esos santones están muy pagados de sí mismos...

    ResponderEliminar
  7. Por mi como si se pega un tiro. ¿Que le escuece? Que se rasque. No sé por qué su opinión va a valer más que la mía. Lo que no me queda claro es si es Hustavo Martín Garzo o o José Pablo Feinmann, pero sea quien sea, y como dice un amigo mío muy bruto, que le folle King Kong con la picha llena de barro.

    ResponderEliminar
  8. Es Feinmman, Charolito, y si no le gustan los blogs lo que tiene que hacer en no entrar en ellos. Nadie le pone una pistola para que los lea. Y si no le gusta una opinión contra él, que se joda. El puede decir que Bergman y Antonioni son unos pelmazos, pero los demás no pueden decir que él también lo es. Como ves es un intelectual muy ecuánime.

    ResponderEliminar
  9. Pero sí parte de lo que dice es cierto (y lo de la feria del libro lo borda!).

    :-)

    ResponderEliminar
  10. Que Bergman y Antonioni no son cineastas populares y hay que tener cierto estado de ánimo para verlos, es cierto, pero el mismo derecho tiene él a decirlo que los demás a criticarlo.
    Y lo de la feria del libro es una obviedad que sabe hasta un niño de primaria, y que ya no hay autores como Borges o Bioy Casares, otra.

    ResponderEliminar