4 de octubre de 2006

Los serenos son muy necesarios

El tipo que invadió Irak para cazar terroristas a cañonazos, o sea, Tony Blair, ha venido a España a darnos lecciones de como negociar con terroristas. Así que uno se preocupa por otras noticias de más enjundia y vuelillo pues he leído que vuelven a Murcia los serenos. Y me parece bien. Yo siempre he querido ser sereno para pasear por la noche y pararme a hablar con la gente en medio de la calle porque siempre he sido muy noctámbulo y además padezco una de esas enfermedades que se llaman “huérfanas” de las que no se saben cuáles son las causas, pero que a mí me produce cansancio. Me cansa el trabajar. Así que lo de sereno me viene muy bien porque puedes pasear, charlar con la gente y cantar las horas y el estado del tiempo como hacían antes con aquello de “nublado y las 8”. O “sereno y las 9”. O “sereno y las 10”. O “borracho y las 11”. O “trompa y las 12”. A mí esto de
sereno me viene de vocación porque cuando era joven y salíamos de fiesta siempre me ofrecía para acompañar a las chicas borrachas a sus casas por ver si así podía por fin meterles mano. De eso nada, monada, me decían sus madres muy soliviantadas. Tú no la desnudas, ni le bajas las bragas, ni la metes en la cama, añadían muy farrucas en defensa de un supuesto honor de sus hijas que, por cierto, ya no se estila, ya no se lleva ni en las obras de Calderón de la Barca. Eso es muy antiguo, le decía yo a ellas, y lo del honor ya no luce, ni viste, señora, que está usted muy antigua. ¡Ay, las madres!. No entienden que aunque sus hijas sean un tesoro no baja la cantidad de lo recaudado, porque uno les meta mano. Confunden a sus hijas con monedas antiguas o algo así y creen que quieres llevártelas. Que no señora, que el culo y las tetas de su hija se quedan en el sitio y yo no me las llevo. Que si quieres…Me he pasado la vida luchando con las madres para que me dejaran bajarle a sus hijas las bragas, por ayudar, mayormente, pero me he encontrado siempre con su maleducada negativa y sus alegatos sobre extrañas cuestiones que imposibilitaban el ejercicio de mi precoz vocación serenil. Quiere uno ayudar y recibe bufidos, en fin, cosas de mujeres, sabe usted, que luego dicen que madres no hay más que una, pero yo me he encontrado a muchas. Y siempre las mismas.

7 comentarios:

  1. Tengo suficiente edad para acordarme de los serenos de madrid en mi primera infancia. Solian ser asturianos, no se el motivo...
    Selo debían de pasar bien, aunque esas noches de inviernos debían de ser duras, claro que en Murcia disfrutais de un clima más benigno.
    Y a veces, querido Antonio, las madres son unas ingratas...
    Enrique

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  2. Enrique yo me estoy partiendo el pecho con los de blogger para ver qué están haciendo con mi blog. Unas veces lo veo bien y otras mal. Y todo porque han cambiado el sistema (para mejor, según dicen), pero yo no veo las bondades del nuevo sistema. Dime si lo ves ahora bien, por favor.

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  3. Pues ha desaparecido tu comentario sobre blogger y ahora todo está en inglés, lo cual es muy progresista y en plan alianza de civilizaciones pero a mi me toca un poco las narices...
    Enrique

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  4. Te comprendo perfectamente, Antonio. En mis tiempos mozos (1955-1965) éramos un grupo de amigos, de lo más heterogéneo y dispar, unidos por un sólo objetivo: llevarnos al huerto a alguna de las chicas que actuaban en un pequeño teatro de variedades que había en Valencia (hoy ya no existe). Entre todos teníamos un abono a un palco y aquello era el despiporre. Después de la función bajábamos a los camerinos a felicitarlas (y de paso comernos los dulces que les mandaban algunos inocentones admiradores), cada uno a nuestra "jai", por lo bien que lo habían hecho, aunque mas de una en lugar de llevar el compás de la música parecía que daban saltitos para coger higos de una higuera imaginaria (hoy diríamos una higuera virtual), sigo, entre el jolgorio y la algarabía que se formaba intentábamos "aprovecharnos", y siempre encontrábamos, sin saber cómo había llegado hasta allí, la mano materna protectora del honor y la virginidad de su niña. Tengo que aclarar que, en aquella época, había chicas que todavía no eran mayores de edad y falsificaban el carnet del Sindicato del Espectáculo para poder trabajar. Si queríamos salir con ellas tenia que ser acompañadas de su mama. Si queríamos ir a bailar, con su mama. Si queríamos ir a cine, con su mama. Si hacían "bolos" por la provincia, iban con sus mamas. Pero la necesidad aguza el ingenio, y recurríamos a invitar a las mamas a cenar con lo que, las muy zorras, levantaban un poco la veda:
    .- Pero no os vayáis muy lejos.
    .- No señora, no, descuide usted.
    Un tormento, si señor, pero tenia el morbo y la gratificación de conseguir la fruta prohibida y lucir el palmito con chicas que eran deseadas por muchos jóvenes.
    Dicen que ningún tiempo pasado fue mejor, pero yo opino que si se llegó a apurar el delicioso cáliz de la "dolce vita", en el presente ya no hay nada que pueda ser atractivo.
    Saludos.
    Juan

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  5. Yo echo de menos los guateques en los que se bailaba "agarrao". Aquello s eperdío, Juan, y ahora creo que ya no baila nadie así. Pero entonces era maravilloso pegarte a ella, cogerla de la cintura y susurrarle ternuras al oído. Y luego...

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  6. ¿Sabes lo que me dijo una jovencita cuando llegamos a lo de despues...?
    Poniendose la mano en la cintura me dijo "Mi mama me ha dicho que de aqui para arriba puedes, pero de aqui para abajo, ni muerta".

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  7. Yo tuve una novia en Archena hace 30 años a la que su madre no dejaba salir a la discoteca, conmigo, si no llevaba medias panties. Hasta la cintura. Y la muy vívora se hacia un agujerito en la costura para que entrara un dedo. En fin...

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