La verdadera patria, que no es la infancia |
dolor ajeno. 50 años de execrables condenas.
Quizás pretenden que les erijamos una estatua por su promesa de no matarnos más y cascarles donde se recuerde su hazaña al liberarnos de su dictadura marxista-leninista. Algún día que yo no veré, Carlos Marx será quemado en la hoguera por todo el daño que ha hecho a unos descerebrados que no sabían más, los pobres, excepto que los ricos con muy malos y los pobres muy buenos.
Y que la patria no lo merece todo: matar, torturar, secuestrar... Deberíamos organizar un besamanos para agradecerles el detalle protocolario en democracia de no matar al que no piensa como tú. Y ponerlos de rodillas ante la verdadera patria, como la que consta a la derecha de este comentario. Sin perdón.
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