1 de septiembre de 2013

Herencias

La feria se acaba y nos llegan los fascículos coleccionables que pregonan el fin del verano, la vuelta al cole y el regreso de Bárcenas, la titularidad de Casillas, los ERE o el bombardeo de Siria, un rebujito, junto a otras noticias de más fuste y tronío porque el tamaño del pene se reduce cada vez más debido a las ondas magnéticas y los pesticidas; un avance de la modernidad que ha provocado que la cosa de comer se encoja 2,3 cm durante la última década. Ha pasado de los 15,24 de media a los 12,95 cm.

Menuda pesahombre. Tengo que medírmela porque hace millones de años que no lo saco a pasear y no sé cómo andará el XL. Y ya ni me acuerdo de cómo se hace cuando estás con una chica. Aunque supongo que eso será como nadar y montar en bicicleta, que nunca se olvida. Eso dicen. Y si no, oye, que se ponga ella encima y se lo curre, mientras tú lees el Marca.

Para los investigadores se trata de una tendencia que heredarán las próximas generaciones; aunque también heredarán otras bicocas porque los que nazcan a partir de ahora tendrán una deuda de 20.000 euros, tras haber llegado al billón la púa del Estado. Quiere decirse que les dejamos en herencia deudas y menos polla. Pobrecicos.



Pobrecicas, claro, porque a fin de cuentas, y medidas, se supone que serán ellas las perjudicadas. Aunque a lo mejor se alegran y todo pues ellas son muy suyas y son capaces de decirte que les da igual porque como ya la tenías muy pequeña no han notado la diferencia. Pos miaque. Hace tiempo traté a un chico al que su mujer lo mantenía en un sinvivir. ¿Pero de verdad me las has metido ya?, le preguntaba ella muy perversa. Y el pobre se venía abajo. Según me confesó acabo donde el psiquiatra. Y luego supe que seguía con su encantadora chica, pero que se había metido en política.

Es que son malas, sabe usted. Tan malas como alguno papás que cuando les das la espléndida noticia de que vas a salir con su hija te preguntan cosas muy delicadas como qué tienes para ofrecerle a su niña del alma. Una indelicadeza, flagrante, porque son cuestiones muy personales y tú no puedes decirle que dispones de 18 centímetros de enhiesto cariño. Lo mismo se cree que quieres ligar con él.

Hay que llevar con esto mucho cuidado. Con los padres, sí, porque uno de ellos me preguntó muy ufano si iba a pedirle la mano de su hija. ¿La mano?...Vera usted, es que para mano ya tengo la mía; así que si me da también ‘lo otro’ nos aburrimos menos.

Y se emberrinchó. Nunca he comprendido a los padres de mi ex-novias. Y eso que sólo he tenido dos. O quizás por eso sólo he tenido dos. No lo sé. Menos mal que no he sufrido ni ondas magnéticas ni pesticidas y no me encojo. Será porque no tengo móvil electromagnético y al campo y a la feria sólo voy de visita.

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