La artista Carmen Molina ha confesado que jamás trabajaría para alguien que fueses más tonto que ella. Tiene razón. Eso mismo, justo y cabal, es lo que le he dicho yo siempre a mi madre (y a los padres de mis ex-novias), pero nunca me han comprendido. No entendían que hay más tontos entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía (William Shakespeare, más o menos).
Y listos, golfos y logreros que buscan El Dorado del gas en Cieza mediante el «fracking»; un amaño que puede contaminar los acuíferos, según un estudio de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) publicado en Sciencie. Tenemos el agua con cuentagotas y encima nos la quieren guarrear vendiéndonos el crecepelo de una energía abundante y barata.
O listos y golfos como el sucesor de Valcárcel, el consejero Bernal, que le ha prometido a los médicos que les aumentará el sueldo si recetan menos medicinas y pruebas diagnosticas. Lo llama «optimizar». La derecha quiere hacernos creer que si tenemos menos fármacos o radiografías se debe a que los médicos quieren ganar más perras, cuando son los políticos los que pagan un sobresueldo para que los doctores recorten por ellos y poder así esconderse con la caguetilla entre las piernas. Optimizada, eso sí.
Aunque no son sólo los políticos: «El Gobierno central suprime las ayudas para las excavaciones arqueológicas de las Universidades», lees en la prensa. Mal asunto, te dices. Pero cuando olismeas bajo los titulares descubres que las excavaciones son en el valle del Rift en Etiopía para estudiar las sociedades cazadoras-recolectoras (Universidad Autónoma de Madrid). O en Tanzania para averiguar la innovación tecnológica en el Pleistoceno Inferior ( Universidad de Valladolid). Y así hasta 30 proyectos.
No es que tengamos inquina a los universitarios que se van a excavar a la India (qué buenos son que nos llevan de excursión), sino que hay que recordar una vez más, que todavía contamos con seis millones de parados que no pueden cavar ni excavar, aunque sea en plan estacional. Es cuestión de prioridades, porque mientras esta alborozada pandilla se va a excavar a Tanzania, ahí tenemos el yacimiento de Medina Siyâsa completamente abandonado, pese a ser el único de su especie que existe en Europa. Ya se ha retrasado su restauración cinco veces por culpa de la comunidad (PP) o por culpa del Gobierno local (PP).
Estamos en crisis, claro, no me había dado cuenta porque con este tiempo tan raro que hace, no sabe una qué ponerse; pero es que el consejero pepero de Cultura no lo ha visitado jamás. Se conoce que no lo encuentra y por eso escribe sobre «mapas sin mundo». A ver si con la visita de la reina para reinaugurar el Capitol, por fin lo ha encontrado.
Ya nos dirá, pero en comedio se podría traer a Cieza a los alegres excursionistas que se van con desparpajo a excavar a Asia o África, aunque no querrán, sabe usted, porque excavar en Cieza no mola, no es cool (ni hipster). No pega en el currículo y no es lo mismo que le digas a una tía/tío que excavas en Tanzania o Etiopía que decirle que excavas en Cieza (Murcia). Se folla menos. Y puede que los jefes sean más tontos.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.
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