17 de marzo de 2013

Objetivos

Los hombres no piensan solamente en el sexo, según las estadísticas del libro «WTF are men thinking?», publicado por lo psicólogos Chris Brya y Miguel Alcaraz. Solamente un 60% de ellos reconoce que piensa a menudo en el ‘acto carnal’. Quiere decirse que sólo 6 de cada 10 están todo el día pensando en lo mismo. Los demás pensamos en lencería, fetichismos y perversiones surtidas.

Menos mal que lo han aclarado porque eso de que todos pensamos en el sexo nos da mala fama a los que somos formales, clásicos y serios; los que sólo pensamos en hacerlo sobre la mesa de la cocina. Y a unas horas muy prudentes y decentes, es decir, mientras se prepara la cena. No tiene pérdida.

Aunque nosotros seguimos perdidos en la corrupción, la crisis y el esperpento porque todavía anda lustrosa la plaza de Oriente (de Caracas), para rendir pleitesía de ordenanza al caudillo Chávez, mientras en Spain la Audiencia Nacional se ha hecho cargo de los chanchullos Bárcenas del PP y la fiscalía ha pedido el suplicatorio para el socialista Blanco. Decía Einstein que «sólo los locos repiten muchas veces lo mismo esperando obtener resultados diferentes». No se refería al sexo, pero casi. Ni a las ‘conferencias de paz árabe-israelí’.


Aunque se puede aplicar a la economía. O a la crítica política o cultural porque en estos tiempos es peliagudo ser ecuánime. De los críticos objetivos no hay que fiarse pues hasta en las críticas en la prensa de una película (Intimacy), nos salen objetivamente subjetivos. Y uno de ellos escribe: «Detestable. Los personajes me repelen. Son feos, sucios, vulgares y lerdos. Y si el rollo va de sexo puro y duro, prefiero cualquier porno mediocre.» (El Mundo). Y llega otro y nos ofrece su versión de la misma obra: «Exquisita, hermosa, audaz, llena de riesgos artísticos y de coraje moral. Cine elevadísimo» (El País).

Para uno es sucia, repelente y vulgar, para otro exquisita, hermosa y con coraje moral. No existe la objetividad, ni el rigor, porque cuando nos acabamos de enterar de que el 45% de las personas que fueron desahuciadas en 2012 estaban en paro, da náuseas recordar a la ex-ministra socialista María Antonia Trujillo cuando decía que «el que tenga deudas que las pague». La mujer confunde una deuda de juego con una deuda por quedarte en paro, para que nos vayamos entendiendo y lo entienda la ex-ministra del PSOE, que no parece muy objetiva.

O tan subjetiva como los ciezanos que pretenden desdoblar y dejar sin cauce la acequia árabe de la Andelma, con tanto desparpajo como si trataran de alicatar hasta el techo su buga tuneado. O tan subjetivo como el consejero de Cultura, primo de Valcárcel, que nos ha asegurado que el nuevo teatro Capitol puede incluso albergar congresos. Ojalá. Aunque a tenor de la oferta de plazas hoteleras que existen, a los congresistas los van a tener que alojar en el albergue del Molino Teodoro, con saco de dormir y carburo. O en los casones de la Fuente donde nadie te desahucia y realoja. Y encima los hombres ya no piensan sólamente en el sexo, que yo no sé adónde vamos a ir a parar. Ahora también está el fútbol.

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