10 de noviembre de 2009

Los con tarima

Unos benditos ciudadanos han limpiado el río Segura a su paso por Cieza y han sacado 3.000 kilos de basura. Una vergüenza que te escuece, porque todo sigue igual que hace millones de años, cuando éramos niños. Entonces teníamos menos educación, en los colegios había tarimas y los maestros nos pegaban.

Aunque luego las quitaron y, para variar, éramos nosotros los que le pegábamos a los maestros. ¿Era la tarima la clave?... No lo sabemos porque a uno lo han echado tanto de institutos con tarima (Isabel la Católica) como de institutos sin tarima (Diego Tortosa). No he notado mucha diferencia, la verdad, pero la nueva presidenta de la FAPA de Murcia dice que la tarima no devolverá la autoridad al profesor.

Y es muy probable, oye, porque también nos han echado de la casa de las novias cuando los suegros se hacían respetar (sin tarima), sentándose frente a ti para limpiar la escopeta de caza. Y te miraban con mucha autoridad (y muy mala hostia). No tenían tarima, pero tenían mucho poderío porque conseguían que no volvieras a meterle mano a su hija mientras

cenabas con ellos en Nochevieja. Así que si la tarima no otorga autoridad podrían también quitarla de los juzgados porque impone mucho ver a un juez y sus puñetas. Mucho. Y uno lo sabe porque una vez estuve imputado (yo también, sí) y comparecí ante los magistrados de la Audiencia por haber defendido a una mujer maltratada. La información publicada en La Opinión era veraz, pero un cafre me acusó de injurias y calumnias por publicar que le pegaba a su mujer y a su hija.

De aquéllo hace 20 años, cuando defender a la mujer tenía pena porque no había legislación y el tipejo era un preboste empresario millonario que pedía para un servidor una desorbitada indemnización y tres años de cárcel. La querella criminal se ganó (tengo la sentencia enmarcada), pero las togas y puñetas de magistrados, fiscales y acusación, acojonaban sobre la tarima más que el hijo de puta del maltratador que también quiso pegarme en los pasillos.

Por aquel entonces otro maltratador, Jesús Eguiguren, era ascendido a la presidencia del Partido Socialista de Euskadi cuando todos sabían que era un pájaro con una mente probablemente enferma; un cobarde misógino y machista condenado en sentencia firme por pegarle un palizón a su mujer. (El País 07.10.1992). Le pegó con los puños, el paraguas y un zapato (el kit completo). Todavía sigue de presidente del partido, en el Parlamento y en la ejecutiva, sin que Bibiana Aído haya dicho ni pío porque se conoce que el altratador también tiene tarima, pero en la ejecutiva federal. Éste también acojona.

Así que no sabemos si la tarima concede autoridad, pero impone, aunque también tienen tarima los directores de orquesta, para hacerse ver, y además disponen de batuta. Quizás deberían darle a los maestros una batuta, pero los niños no son una orquesta aunque también desafinan como los diputados del Congreso, por cierto, que patean, gritan y se insultan más que en el colegio y sin que la autoridad del presidente consiga poner orden en la clase. Y eso que tiene tarima y batuta, para dar ejemplo a todos los niños.

(Columna publicada en el semanario El Mirador de Cieza)

No hay comentarios:

Publicar un comentario