Trece afganos han muerto tras un combate de seis horas con las tropas españolas en una guerra que no es guerra, según nuestro bienaventurado líder que sólo entiende y deglute la paz, porque la acción, el ataque y la reacción se le indigesta. Matamos a afganos pero no estamos en guerra, sino jugando al tiro al plato, es decir, al tiro a pichón con nuestras tropas. A una guerra de mentirijillas donde mueren afganos, seres humanos, pero porque nos atacan, joder, que si no, los invitamos a té con dátiles y todo.
Qué malos que son los que nos disparan. Pero no son muertos en guerra, oye, son accidentes laborales, o sea, daños colectares de la paz que también los tiene porque los que hirieron al soldado español el día anterior no eran militares, sino delincuentes comunes, según la ministra; unos chorizos afganos que se atreven a atacar a un ejercito profesional que cuenta con tanques y aviones. Joder, con los delicuentes. Muchas horas de combate con el 8º ejército del mundo, el nuestro, para matar o ahuyentar a unos simples chorizos. ¿Ande están las medallas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario