17 de junio de 2008

Qué gracia tienes para bajarte las bragas

Qué gracia tienes, hija, para bajarte las bragas; un salero que no se pue' aguantar. Pero que sepas que no es menester la correa porque te juro, por Snoopy y por lo más sagrado, que no me voy a ningún sitio. Que me quedo, vamos. Que soy tuyo, Perséfone. Completamente tuyo.

4 comentarios:

  1. Ah la mitología, encierra en su seno todo lo concerniente al alma humana...
    Lo de jurar por snoopy me ha hecho recordar otro juramento de los pijos madrileños de hace años...
    "que se me caiga el techo del vips encima si no es verdad".
    El vips era, claro es, el de Ortega y Gasset esquina con Velázquez...

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  2. En pleno barrio Salamanca, me supongo Enrique. Algún día contaré en el blog cómo surge el fenómeno "pijo" en Madrid vinculado a las Rayban los Lacoste, los Castellanos y los Levys. Ya la calle Serrano.
    En realidad todos eran hijos de nuevos ricos que tras la guerra se habían hecho millonarios con los negocios y el estraperlo.

    Eran ricos, nuevos ricos, pero que no eran admitidos en los salones de la aristocracia de toda la vida, y eran constantemente rechazados, por lo que con sus millones se crearon ellos mismos su propia clase social, sus signos de identidad y su zona de influencia.

    Ahora hay un fenómeno similar con los nuevos ricos progres, que también se han creado su casta, su círculo cultural de influencia (cine, teatro, literatura), pero con la diferencia de que estos sí cuentan con el beneplácito de la aristocracia que incluso se ha unido a ellos con objeto de no perder la influencia que tenían entonces. Para sobrevivir.

    Eso es el socialismo cursiprogre. Pero no dejan de ser paletos nuevos ricos, en su mayoría becados por Franco y con antepasados que andaban en alpargatas. Algo muy digno, pero de lo que no hay que avergonzarse. Y ellos se avergüenzan y quieren esconder ese pasado. Conozco a más de uno que se iba al rastro para buscar fotos antiguas, colgarlas en el salón y fardar de antepasados, ya sabes, de un abuelo que ganara una batalla.

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  3. En pleno barrio de Salamanca, en efecto. Y en la esquina de dos de sus calles más representativas.
    Había una expresión en Madrid para llamar a esos niños pijos; "los niños pera" o los "niños de Serrano".
    Será muy interesante leerte sobre la pijería, fenómeno que ya tiene varias décadas.

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  4. Ya lo he explico más o menos y a grandes rasgos, Enrique. No merece la pena insistir más en ello.

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