6 de noviembre de 2007

La España de Zapatero y chichinabo

Tengo para mí que los únicos que se sienten de verdad orgullosos de ser españoles, sin miedo y recato alguno, son los vecinos de Ceuta y Melilla. Los demás lo llevan/amos como pueden y podemos. Y no me extraña, porque la diferencia entre un país serio (Francia) y otro de Zapatero y chichinabo (España), es que el primero envía en avión a su presidente para resolver un problema de sus ciudadanos y el segundo envía a su ministro de Asuntos Exteriores, pero a una tenida flamenca
en Marruecos.
Así funciona la política internacional, según el ministro de Justicia, Bermejo, “cara de suegro”, buscando el apoyo de los amigos franceses. Eso dice, pero las azafatas dijeron sentirse “desamparadas” mientras el ministro responsable, señor Moratinos, andaba buscando el apoyo de amigos como el Lebrijano. Pues vale. Aceptamos pulpo y Sarkozy como ministro de Exteriores. Dice el comunista Julio Anguita en El Mundo que Zapatero es un producto del marketing y que hace política de titulares.
Y tiene razón: Zapatero y chichinabo, ya digo, porque la diferencia entre un país serio (Francia) y otro de Zapatero y chichinabo, (España), decía, es que el primero no se mete en la línea editorial de los medios de comunicación y el segundo sí, porque he leído en un periódico que Zapatero ha pedido a los obispos que controlen la COPE. Y me extraña que haya dicho eso, sabe usted, porque me consta que don José Luis tiene pontificado que lo que más le molesta es la injerencia del poder político en los medios de comunicación. Así que tú mismo.

5 comentarios:

  1. Lo cierto es que la demostración de Ceuta y Melilla es digna de mención.
    La actuación de nuestro gobierno, si no fuera el nuestro, sería de descojone generalizado.
    El ministro de exteriores tocando las palmas con el Lebrijano, mientras compatriotas las pasan canutas en el Chad. Se cuenta y no se cree.

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  2. Esto es lo que hay, el paño del arca. La insulsa banalidad del poder o la evidencia de que cualquier mindundi puede llegar a lo más alto. Incluyo también a Bush.

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  3. La evidencia de su postulado se refleja en un libro de hace ya tiempo, y que viene al pelo. Se titula El Principio de Peter, y, creo recordar, que su gran aportación era que los humanos nos agrupamos siempre de forma jerárquica (jararquiología), en la que todos alcanzamos nuestro máximo grado o nivel de incompetencia. Usted lo ha descrito de manera magistral, tenemos, tal vez, lo que nos merecemos. Y si los dioses no lo remedian, esto tiene todo el aspecto de convertirse en caudillismo sine die. Mal asunto que la masa se identifique con un muñeco de guiñol. Efecto Logse.

    Cosas veredes amigo Sancho...

    Pasen buen día.

    R.

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  4. Que harán temblar las paredes, prosigue el hildalgo. El problema del Principio de Péter es que cuando se alcanza el mayor grado de incompetencia, te quedas ahí, no te bajas al siguiente escalón, por lo que se supone que la mayor parte de los altos cargos son incompetentes.

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  5. Ya no solo nosotros sabemos que somos un país de chichinabo, lo peor es que ya lo saben todos los países.
    Lo de no bajar un escalón cuando llegas a la cúspide de la incopetencia se puede aplicar a varios miembros del ejecutivo. No quería volver a nombrarlo (pues casi es protagonista de todo lo que posteo) pero no me puedo aguantar: un escalón por encima del máximo nivel de incompetencia está Pepiño Blanco y se supera día a día.

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