19 de abril de 2007

Tacones de aguja

Una muchachica de Murcia escribía el otro día que el hombre admira los tacones de aguja fetichistas porque sabe que con ellos la mujer no puede correr y escapar de él. Una tesis que no sé si la va a presentar al doctorado, porque le ha faltado añadir que “todos los hombres son iguales” o que “el mejor hombre ahorcado”, que ya se sabe que son razonamientos que se inspiran en Kant, Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard. Así que según su tesis, resulta que los tacones de aguja gustan a los hombres porque con ellos las mujeres no pueden huir y suponemos que las botas de cuero y tacón les agradan porque con ellas las mujeres no pueden escalar por las paredes para escapar. Genial. Esta hija de la Logse, feminista de lechuga y pitiminí, se cree que el imaginario fetichista se desarrolla en la calle y no en el dormitorio de matrimonio. Confunde el fetichismo con las Olimpiadas. Que una chica que se cree moderna y feminista ignore que el tacón de aguja significa todo lo contrario de lo que ella
cree, da mucho que pensar sobre su nivel cultural porque es sabido que desde Marlene Dietrich en “El ángel azul”, pasando por Laura Antonelli en “La Venus de las pieles”, o Bulle Ogie en la “Maitresse” de Barbet Schroeder, o Mechthild Grossmann en “Seducción: la mujer cruel”, hasta Gudrun Landgrebe en “La mujer flambeada” o “Berlin interior”, lo que el tacón de aguja representa es el poder absoluto de la mujer sobre el varón. Porque eso de que los tacones no permiten a la mujer escapar lo podría haber suscrito mi abuela, pero nunca una muchacha informada y culta del siglo XXI, pues en todas las “escenas” de dominación femenina (femdom) el tacón de aguja es fundamental como símbolo de poder de la mujer sobre el hombre que puede incluso clavarlo en la polla (heeljob, para los amigos). Es fetichista porque representa el poder de la mujer, porque si no, no sería fetichista por el mismo rigor semántico de la frase. Así que el tacón de aguja es el símbolo inequívoco del poder de la mujer sobre el hombre y así está considerado en todos los medios bien informados y cultos, aunque la listilla quiera interpretar que es porque la mujer no puede correr con ellos y huir del hombre. Si esto lo lee Pura Salceda se descojona de risa. Porque da risa que en el siglo XXI una mojigata feminista hija de la Logse te venga con arquetipos feministas de principios del siglo XIX, de hace más de 200 años. Si una muchacha que se supone culta e informada escribe estas tonterías, apañados vamos. Y en esas estamos. O a lo mejor es que la muchacha es bajita y regordita, y la que se siente insegura con los tacones de aguja es ella, claro, que todo puede ser, aunque suponemos que esta moza de los “tacones para correr”, es de esas feministas cursiprogres que también dictaminan que en la mujer hay que buscar la inteligencia. Porque es cierto. Y uno sigue buscando. Debe de estar muy bien escondida. La inteligencia, digo.
Nota.- Y mañana hablaremos de “los caladeros marroquíes” y del “traidor” Zapatero.

9 comentarios:

  1. Los tacones hacen a las chicas sensuales y sexis.
    Se trata de erotismo, sensualidad y fetichismo, no de atletismo...

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  2. Lo tremendo, Enrique, es que a estas alturas del partido haya que explicarlo. En fin.

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  3. Anda que nos hemos despachaó a gusto paisano.

    No he leído el texto objeto de su argumentación...que tiene su miga ;-), no soy feminista DECLARO CON LA CABEZA MUY ALTA...mucho porque soy muy alta y encima cuando puedo de unos tacones...todavía más alta CERTIFICO así que la cabeza ahí, bien alta mirando al infinito, sin límites, ni barreras...
    (No me gustan las etiquetas ni en la ropa...pican así que las corto.)
    Y no soy feminista porque a pesar de reconocer que este movimiento tuvo su razón de ser, lucho y lo hizo bien, y consiguió logros absolutamente impensables para las mujeres en aquellos momentos y a pesar de que es cierto que aún hoy existen discriminaciones ( incluyo las positivas...quede esto muy claro), creo, en mi humilde opinión
    que llevar a según que límites el feminismo es hacerle un flaco favor a lo que en realidad ha sido, es y será su razón de ser, que aún la tiene, por cierto y porque además mal vamos si cuando puedes machacas de la misma manera que te han machacado ( esto en mi opinión es alejarse de la filosofía esnecial de este movimiento)... así pues reivindico las diferencias entre sexos que las hay ¡ya lo creo que las hay! y ME REIVINDICO PERSONA( que lucha y por la que hay que luchar) con/sin TACONES DE AGUJA

    Pero Antonio igual es que no lo has leído bien.

    Saludos

    PD De algunos hombres , como de algnas mujeres es mejor salir corriendo de otros/as hay que hacer lo mismo pero para encontrarte con ellos/as antes...afortunadamente

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  4. Todo lo que expones es muy razonable, inteligente y sensato. Te doy la razón en todo, porque es muy lúcido, excepto en que me he pasado, porque he sido benévolo y comedido. La niña se llama Cecilia López, escribe en La Opinión y yo la he alabo aquí hasta que en su artículo del lunes me vino con esa ristra de lugares comunes. Lleva unas fechas en las que va de moderna, rebelde y feminista pedánea, pero todo era susceptible de ser opinado. Lo de los tacones para salir corriendo es una majadería y como tal la cuento. Lleva unas cuantas últimamente y yo estoy en mi derecho de opinar como ella. Hace unos días comentó que le iba a cantar una saeta a los tronos de Semana Santa pidiéndoles que le comieran el coño, o algo así, que además de grosero evidencia que la niña no respeta a los demás. Lo siento mucho, pero me equivoqué al alabarla, lo que demuestra que nadie es perfecto. No es la primera decepción que me llevo.

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  5. Esta es la saeta que la niña escribió a los tronos de Semana Santa y que probablemente copió de la puerta de los retretes de la Estación e Autobuses:

    “En la huerta del segura, me la metió un cura y, como no se le ponía dura, me metió un pepino”.

    Como ves la chica es elegante, culta, exquisita y con clase. Estoy loco por presentársela a mi madre. Y envuelta en papel de regalo.

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  6. ¡Caray!

    Mira que el papel sea el adecuado :))

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  7. Esa muchachita de Murcia no se ha puesto unos zapatos de tacón de aguja en su vida, ni para correr ni para estar sentada.

    Después de leer tu entrada y para hablar, o mejor, escribir, con conocimiento de causa he cogido unos zapatos con taconísimos de mi mujer (que se los pone sólo en ocasiones muy especiales y sólo para mí, ojo!) y me los he calzado, he echado a andar primero y luego a correr, y ¿sabes que ha pasado?, pues que me he hecho cien metros lisos y no he dado ni un traspies. Esa muchachica es una ignorantona diplomada.

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  8. Eso de que tu mujer se pone los zapatos de tacón sólo para ti, Juan, lo dice todo. Lo hace para estar contigo, para agradarte, como muchas otras que no creen que sea una imposición del hombre para que no puedan huir. Al revés. Lo hace para acercarse más a ti.

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