carpintero...
sin añadidos
ni ornamentos...
que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto:
este equilibrio humano
de los dos mandamientos...
sencilla, sencilla...
hazme una cruz sencilla, carpintero.
León Felipe - Una cruz sencilla(Foto: Cristo de Velázquez)
Después de tanto vivir, de estudiar, de trabajar para comprarme camas más grandes para trabajar más y tal y tal y de leer y releer tanto y tanto sobre el personaje, sigo pensando que ese señor estaba loco o demasiado cuerdo....O a lo mejor es que leo demasiado el periódico, veo demasiado la tele y que salgo poco, que va a ser que sí. Porque esa locura debe haber contagiado, digo yo, a muchos que no salen ni saldrán jamás en la salsa rosa, ni en los telediarios, ni en las estadísticas, ni en prensa ni en las democráticas listas electorales.
ResponderEliminarEn las listas de los cónclaves vaticanos me temo que tampoco. Y digo esto porque si no, no lo entiendo. Pero por si acaso fuese verdad que aquel orate anduvo por Palestina allende el tiempo, desde luego que buscarlo en Ikea es todo un desperdicio....
Aunque por allí haya mucha madera....
Mucha madera, quizá, pero poco carpintero, que me apunta Juan Carmelo del Carmelo desde el otro cielo que en gloria esté. Pues amén, que añado mientras en el entretiempo me marcho a que el cura me lave los pies, que hoy dicen que ocurre tal en los Oficios de Jueves Santo y uno es muy aseado para sus cosas.
Si has llegado al final del libro verás que el personaje se encierra en el psiquiátrico para dormir y dejar de soñar despierto.
ResponderEliminar¡¡No he leído nada, no he leído nada!!
ResponderEliminarEs que no he llegado al final todavía....
Sencillos debieran ser los hombres, sencillos sus sueños, sencillo su caminar, pero convertimos en cruz de recovecos repujados todo aquello que anhelamos.
ResponderEliminarSaludos y gracias por esas gotas de León Felipe.
Exiliado y republicano, tiene tres poemas a Dios y a Cristo que son conmovedores.
ResponderEliminarPD.- Me gusta tu blog, Isa. El relato en el que la madre se va a comprar tabaco es genial y divertido.