31 de mayo de 2006

Para ti el mando a distancia

No me voy a pelear por el mando. Guárdatelo. Allá tú si eres tan egoísta y lo quieres todo para ti. Aunque ahora que lo pienso, y veo, mejor te quedas tú el mando porque a mí ya no me interesa la tele porque estoy más engolosinado en otros asuntos y negocios. En ver otras cosas, cariño, porque hay que tener altura de miras y no quedarse en lo cotidiano, en lo que da la tele, pues aunque tú no lo creas hay cosas más interesantes que la pequeña pantalla y yo mismo estoy ahora mismo en una actitud místico-contemplativa más elevada que la de la tele y prefiero que tú sigas mirando la televisión porque yo te cambio los canales para que estés a gusto y no te muevas. No es menester que te muevas, por favor, porque me sacas del trance contemplativo que es puro misticismo. Puedes seguir viviendo tus programas favoritos que a mí no me importa. E incluso prefiero que veas mucho la tele siempre y cuando me prometas que no te mueves, que te vas a estar ahí quietecita para que yo te mire a los ojos y te recite poesías. Sobre todo eso. Pero por favor, no dejes de ver la televisión. Nunca. Me vuelve loco que veas tanto la tele. Es mi perversión favorita; verte mientras tú ves la televisión con esa falda. Eres un cielo: has conseguido que me guste la televisión.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes, Antonio!

    Asombrosamente, la visión del mando a distancia y sus alrededores me ha inducido a mí también un trance contemplativo profundo. Se queda uno absorto considerando todos los detalles de la escena, olvidándose de sí mismo, y accediendo al misterio último de la vida.
    Estoy de acuerdo en que esta forma de meditación contemplativa nos proporciona una via mística al alcance de todo el mundo.
    Debería difundirse y promorcionarse más entre todas las gentes ansiosas de mistica y realidad, en lugar de las tonterias de la tele.
    Gracias por tu labor, Antonio.

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  2. Gracias por tu opinión y tu ironía. Espero no defraudar a los adeptos y edictos a la causa, que son más de los que la gente se imagina o escriben por aquí. Todavía no han salido del armario.

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