29 de noviembre de 2005

Cenar y echar un polvo

Más de la mitad de los españoles han invitado a cenar para tener sexo, según una encuesta publicada hace poco. Pues vale. Qué generosos. Yo las invito a un cartucho de pipas y a sentarnos en un parque para ver cómo comen las palomas. Es que es más romántico, se puede mirar la luna y todo eso. Y se ahorra. Y además así les evitas que engorden y les facilitas que guarden la línea. Es por su bien, aunque ellas no lo comprendan, te acusen de agarrado y te prodiguen esa sarta de improperios que suelen decir las mujeres cuando les anulas las tarjetas de creído. Y además, eso de de invitarlas con el fin de echar un polvo es una falta de educación y queda muy feo. Vamos a cenar, prenda, que quiero echarte un polvo, te podrías decir. Y eso queda poco fino. Es una ordinariez. Y además si cenan mucho con eso de la digestión se pueden quedar luego dormidas, aunque a mí me consta que algunas también se quedan dormidas aunque hayan
cenado poco. Es que ellas son de aquella manera, poco románticas y si las subes en brazos se te duermen y todo y luego tienes que acostarlas, arroparlas y contarles un cuento. Es mejor tenerlas en ayunas porque es sabido que el hambre agudiza el ingenio y si saben que después del polvo cenan, están más activas y no se duermen. Una gozada. Tampoco digo yo que haya que matarlas de hambre, qué va, pero tenerlas un poco hambrientas agiliza los trámites y las vuelve más sensuales. Más putas. Y además adelgazan. Y no se duermen. Son todo ventajas. Un día de estos me echo novia y todo, y aplico el método de hacerles pasar hambre. Seguro que triunfo. Aunque en vez de preguntarles aquello de si estudian o trabajan, tendré que preguntarles: ¿tú eres de mucho comer o te avías con un boniato?
Pie de foto.- A mí que no me digan, pero la chica de la foto de arriba tiene una mirada sensual, apasionada, lasciva y voluptuosa. Una mirada de querer cenar. Y cuanto antes. Está pidiendo cena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario