30 de julio de 2017

Mi cuerpo

Alexis Grace
El actor Dustin Hoffman ha confesado que piensa en el sexo cada segundo del día. Y lo dice tan campante y nadie se escandaliza, pero si lo pregonan los demás nos catalogan de reprimidos. Los políticos también se las avían en este menester de pensar, se supone, como han hecho con el proyecto de alquiler de bicicletas del PP que ha quedado en un vulgar gatillazo. O el servicio de diálisis que se lo llevan a Abarán por culpa de la externalización de los servicios.

Debe de ser por eso por lo que el Comité de Bioética ha rechazado la maternidad subrogada (conocida como vientre de alquiler) porque "lo que se hace es comprar a un menor" y ha aconsejado al Gobierno que prohíba estos contratos. Pero esta peliaguda cuestión no es fácil de legislar porque también se quieren prohibir los anuncios de prostitución en los periódicos (El País ya ha anunciado que renuncia) cuando en pleno auge de Internet prohibir la publicidad es como tapar el sol con la mano, cuando hay webs en las que las putas de lujo (scorts), se anuncian por 500 euros la hora (la más barata).

Son las inmigrantes forzadas a prostituirse o las mujeres que recurren a la prosti por pura necesidad, y son explotadas, las que necesitan ayuda de verdad, pero estas lumis no suelen
anunciarse en los periódico. Por falta de tiempo y porque su macarra explotador no se publicita.

Pero resulta enternecedor ese fervor monjil redentor con las putas, cuando un medio de izquierdas se vanagloriaba de la ley del Aborto de Zapatero porque «te permite la libertad de disponer de tu propio cuerpo». Y disponer libremente de tu propio cuerpo es precisamente lo que hacen las putas de lujo, por ejemplo. O las que trajinan por los pisos. Y los que venden sus riñones al mejor postor. Y las que alquilan sus vientres a otras parejas. Si tu cuerpo es tuyo y puedes hacer con él lo que quieras, también puedes abortar, es cierto, o prostituirlo, o alquilarlo como vientre de sustitución.

Mientras tanto Susana y Abraham, una pareja madrileña, se han borrado de la petición de adopción tras 6 años de espera: "Quiero ser madre, no abuela", añade Susana.

Los abortos siguen creciendo porque por aquí aunque tenemos la «píldora del día después» de venta libre en las farmacias, todavía estamos con el «marcha atrás», según la tele; pero si mi cuerpo me pertenece podré venderlo al mejor postor y conseguir un riñón saltándome la lista (como en las películas). O vendiendo mi vientre como una madre de alquiler. ‘Mi cuerpo no se vende, mi vientre no se alquila’, añaden las feministas, pero precisamente la progresista Amsterdam ha aprobado un prostíbulo municipal donde las lumis se auto gestionan y se lo guisan y comen. Para montarlo han necesitado ayuda de bancos y servicios sanitarios con el propósito, según el alcalde, de hacer la industria de la institución más limpia y segura. Las feministas o Dustin Hofman podrán decir misa, pero si mi cuerpo es mío...

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