
Un día estaba triste, otras contento y otras no tenía ganas de ver a nadie. Un día me levantaba alegre y dicharachero y otras lo hacía triste meditabundo. Acudí a los especialistas programados para estos usos y menesteres que me hicieron pruebas y análisis. Ninguna dio resultado negativo.
Estaba bien, no tenía colesterol, la tensión estaba en los limites aceptables y todos mis indicadores de salud estaban estables. Una salud envidiable, me dijeron. No lo entendía y sufría por mi ignorancia hasta que un especialista me ha desvelado que en realidad no soy un ser humano, sino un vulgar emoticono. ¿Quién te has creído que eres ? me espetó
No des el follón, no tenga más aspiraciones, estate tranquilo (me recetó Valium) y sobre todo, que no me rebele y sólo espere un pulso de tecla porque soy lo que soy: un vulgar emoticono. Eso hago. Por fin he encentrado mi ser, qué soy y cuál es mi destino. Por fin mi vida tiene sentido. Soy feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario