19 de septiembre de 2015

Tordesillas vs Birmingham

Gemma Wale, de la ciudad inglesa de Birmingham, ha sido condenada a dos semanas de prisión por causar molestias con sus gritos y gemidos al practicar relaciones sexuales, tras la denuncia de un vecino muy molesto por su apasionamiento en lo del cuchi cuchi.

Uno siempre les ha advertido a las chicas que no finjan tan fuerte, por los vecinos, pero ellas no hacen caso y se ponen a fingir a gritos. No tienen remedio. Debe de tener razón Sharon Stone cuando advertía de que "las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres pueden fingir una relación entera".

Y no sé qué es peor porque las hay que fingen para no herir la sensibilidad del inutil de su marido y las que lo hacen para que el maromo se quite de encima cuanto antes. Son malas. Aunque servidor las perdona porque después de todo creo recordar que Jesucristo nos encomendó el perdón y él así lo hizo pues no fue

crucificado junto a uno del Opus y otro de la Teología de la Liberación, sino con dos ladrones, dos quinquis, dos lumpemproletarios de los que tanto huyen los marxistas y los ‘pabloiglesias’, porque no tienen conciencia de clase.

Por eso odian el lumpen y tiran más hacia la clase media burguesa con trabajo y muy cabreada por los recortes de sus pluses y sus michirones. Y por eso Rajoy quiere recuperar a esta clase media de las ‘mareas’ con devoluciones de pagas extras y demás picatostes que han perdido con la crisis. Aquí cada cual tira para donde le pilla con tal de pescar votos con dinamita.

Cosas de ‘este país’ (expresión de la que se burlaba Larra) en el que también nos entretenemos en lancear toros hasta la muerte para pasar el rato, como en Tordesillas, lugar de tratados históricos y otros laureles de carcomida historia, donde han alanceado un toro hasta matarlo como en los tenebrosos tiempos del garrotazo y tentetieso, de la España eviterna del mamporro goyesco y el siniestro luto de Solana.

España misma eviterna y gallarda supurando halitosis por los resquicios de las tradiciones inmemoriales, ya se sabe; esas que empiezan con una borrachera y años después las declaran de Interés Turístico una vez conseguidos los trienios y las chapas. Da igual que se trate de una ‘tomatina’, del Entierro de la Sardina o de alancear un toro como en Tordesillas, ya digo, donde han torturado un toro hasta matarlo gracias a la gentileza de unos gallardos pusilánimes encaramados en caballos y aclamados por la masa gritona que babea espumarajos heroicos al acorralar a un toro y asesinarlo a plazos.

Pero esta vejación no nos extraña porque cuando ‘en este país’ han podido abortar niñas de 16 años sin que sus padres lo sepan y se han arrojado fetos a la trituradora por no haber dispuesto la parejita la ‘píldora del día después’ (de venta libre en las farmacias), tampoco nos extraña que se regodeen con el sufrimiento de un animal que sólo es culpable de haber nacido en un país de bestias en el que el morlaco, aun siendo toro, tiene más dignidad racional que sus verdugos.

Es probable que los cuernos también los lleven los de las lanzas pues estos proyectos inconclusos de seres humanos, no follan ni gimen, pero joden mucho.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

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