![]() |
Buque Hidográfico "Tofiño" |
Yo también estoy necesitado pero de ayuda existencial porque no sé si matar o no al electricisto que impide mis traslado al Paseo. Y además no dejo de leer a mis queridos congéneres y en esta disyuntiva me encuentro con el consejo de unos de mis socios en la pobreza existencial: "Ama tu soledad y soporta el sufrimiento que te causa”, me dice Rilke (Rainer María sí), Pues no, pischa. A mí no me produce dolor la soledad, sino regocijo. Se está de maravilla
viviendo solo.
Cuando estaba en la Marina y arribábamos a puerto me iba a un estudio minúsculo que tenía alquilado muy cerca de donde atracaba el barco en Porto Pi, junto al palacio de Marivent. Luego nos mandaron un poco más allá, al dique del Oeste y por seguridad real, porque ahí atracaba el Fortuna del rey, pero me pillaba cerca.

Los demás no lo entendían; no comprendían que me gastara el dinero en un estudio cuando podía vivir en el barco atracado al muelle. No sabían que no aguantaba a la mitad de ellos y huía. Hay cosas que no soporto como la uniformidad. Una cosa es que te obliguen a llevarlo, por ley, y otra que te uniformes tú como hacen las niñas y adolescentes de Cieza.
Van todas con un pantaloncito corto vaquero y no se dan cuenta que para lucir esta prenda hay que tener culo y unos buenos muslazos. Pues no. Las hay huesudas que se los ponen y no les quedan bien. Y además no se percatan de que van todas uniformadas como si fueran del mismo colegio. No lo soporto. No soporto la uniformidad, ni la vida en común.
![]() |
Fetiche: medias con costura |
Algunos dejaban los platos sucios en el fregadero y eso lo odio. O que no usen la escobilla en el váter, que también lo odio y para mi es una justificación para matar. Así que los mandé a la mierda y me fui a vivir solo a un piso en la calle Santa Teresa, frente al antiguo edificio de la Once.
Me gastaba la mitad del sueldo en el alquiler y en una asistenta, pero vivía solo de maravilla. E incluso me negué a alquilarle una habitación a un becario que venía de Bilbao. Todo esto supongo que no le importa a nadie, pero es un diario y aparte de política, también cuento mis menudencias que para eso está. Y el que no quiera que no mire ni se asome, oye.
Porque al apuntar mis cosas las tendré ahí recogidas y archivadas por si algún día me da por escribir mis memorias, de un dromedario o de un hijoputa. Aunque me salgan muy fetichistas. Pero Pessoa, Pavese, Rilke o Sartre son unos buenos maestros que escribieron sus diarios sin miedo. Camus no escribió diario, que yo sepa. Una pena. Pero Pavese incluso se pasó en el suyo pero eso lo contaré otro día pues oigo ruido por la calle y supongo que Cieza se despierta. Comienzan a pasar coches, se oye el arrastrar sillas de la cafetería de enfrente y la gente cruza rauda por el paseo para ir al curro. Un día más. Y un día menos.
(Cieza, Diario de un dromedario. 9 de julio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario