14 de diciembre de 2014

Tararís

En la ciudad China de Heyuan un atracador entró armado en un banco y tuvo que guardar cola porque quería colarse. No es que fuera español y todo eso, o que hubiera cola de atracadores, sino que lo obligaron a comportarse como un ciudadano más. Y respetar la vez. Yo le hubiera dicho a los del banco (o los de la cola), que tenía prisa en atracar porque se me pegaba el arroz. Pero nada.

Porque además cuando al atracador le tocó el turno le negaron el atraco porque no tenían con qué pagárselo. No había liquidez. Esto de la liquidez es muy principal porque tú puedes tener un reino en Babia y estar sin liquidez, ya sabes, mañana me paso y te pago. Y encima ahora ya no te hipotecan en Babia.

Ser oportuno es primordial, mucho, y quizás por eso algunos han aprovechado el banqueteo con la celebración de los quinquenios de la vigente Constitución, para exigir la reforma constitucional, con razón, porque podríamos darle chapa y pintura, cambiarle el aceite, revisar el delco, sustituir los filtros del aire, comprobar las suspensiones y el freno de mano, cambiar la correa de distribución, limpiar las bujías o comprobar la presión de los neumáticos.


También podríamos trucar el tubo de escape para que los nacionalistas atruenen pecho-lobo y puedan tunear un ‘seiscientos’ españolista para que parezca un Ferrari nacionalista. Se podría hacer. En cuanto lo votemos todos los españoles como ya hicimos con la otra.

Aunque se ha de hacer constar que la actual todavía está sin cumplir porque la que calzamos vocea que todos los españoles tenemos derecho a una vivienda digna. Y... tararí que te vi.

Se supone además que en la nueva Constitución también se haría constar este artículo, pero seguiría dando igual. Podríamos conseguir, eso sí, que en vez del artº 47 fuera el 14, pero esa flamante constitución seguiría sin cumplirse y sin desarrollarse. Tendríamos traje nuevo, muy fachendoso, pero con los misma tela que el anterior.

Una cosa así como cambiarte de un piso con goteras a otro con humedades, para presumir jactancioso de nuevo domicilio. Y todo este papeleo constitucional requiere más formalidad que ir cambiando de Constitución en Constitución, y me llevo una, porque queremos aparentar modernidad pero sin cumplirla, como con la vieja. Tenemos que ser francos, aunque nos cueste, porque los españoles sólo somos sinceros cuando nos confesamos, ya sea con el cura, el camarero o la puta de guardia.

Las constituciones más antiguas del mundo no se han cambiado y tan sólo se le han añadido enmiendas. Los ingleses que aparte de Blas de Lezo (el patriota vasco-español que les afea el orgullo), pueden fachendear cuellierguidos de ser la primera democracia del mundo, no tienen constitución escrita. Para qué.

¿Para seguir proclamando, de constitución en constitución, que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna?... ¿Para dejar por sentado que todos vamos a ser justos y benéficos y que seremos   felices y comeremos perdices como en la de 1812?... Pregunto. Y si no me responden ni atienden, me voy a hacer cola en China para atracar un banco. Allí sí que te respetan, contestan y te dan la vez.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

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