Una recua de panarras y papatostes niñatos ha entrado en un colegio de Mérida al grito de "donde están los curas que los vamos a quemar". Esta es la España ilustrada que cuando piensa embiste; la España castiza, cerril y bravucona que empitona a todo aquello que no entiende; la España bucéfala y panarra que cuando piensa se tosta y echa humo de intolerancia y odio visceral a todo aquello que no coincide con sus presunciones.
La España rabiosa que no soporta que alguien no piense como ellos; la España que regurgita espumarajos cuando le cuesta asimilar que existen otros que no comulgan con sus dictados, sus iluminados credos y sus dogmas de fe; la España que pega los mocos debajo de la mesa y se va luego a hacer botellón en la cantina del partido; la España, en fin, inculta, poligonera y macarra que saca pecho lobo delante de unos curas y unas profesoras. Mucho mérito el suyo. Unos valientes ciudadanos bañados por la ilustración y la Enciclopedia que llevan a Voltaire tatuado en una teta y un piercing de Nacho Vidal en el pezón.
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