6 de abril de 2012

He llegado

Un estudio realizado por el doctor en psicología Phil McGraw revela que los hombres mienten el doble que las mujeres: «Unas seis veces al día mientras las mujeres lo hacen tres». La mentira más común y piadosa de los hombres es «no, ese vestido no te hace gorda». Y la mentira más familiar en ellas es el clásico «me duele la cabeza». Aunque uno cree que es más corriente esa otra tan caritativa de «sí, he llegado».

También llega la consejera de Sanidad del PP y nos airea que un día de estancia en la UCI cuesta más de mil euros. Pos miaque. Eso te pasa por hacer turismo en la UCI y como sigas confundiendo los hospitales con un parador nacional te vamos a pedir que traigas un botijo y un abanico, para ahorrar en aire acondicionado. Porque seamos

serios: Quién te manda a ti ponerte enfermo y necesitar una UCI. Por qué nos das tantas ‘pesahombres’, que nos llevas a maltraer y no ganamos para disgustos. Si te vas a morir vas, coges y haces como Jesucristo; que resucitó él solito y sin cargo a los presupuestos. Y además nos pidió perdón.

Un perdón que el lendakari Patxi López no cree necesario que pidan los terroristas porque «es un concepto cristiano». Cierto. Y por eso las víctimas pueden no perdonar a los asesinos y exigir que cumplan sus condenas porque además no han reprobado los crímenes de ETA. Donde las dan las toman, o más bíblicamente, ojo por ojo, diente por diente y todos calvos. Como Susana Trimarco, la ‘madre coraje’ argentina que ha conseguido llevar a juicio a los macarras que secuestraron y prostituyeron a su hija, y que promete que «así como yo no tengo paz, tampoco la van a tener ellos». Las víctimas nunca tienen paz, aunque algún listo se la conceda por decreto ley.

Un decretazo como el de los nuevos presupuesto que «son de guerra», según dicen, pero que amnistía a los defraudadores y no toca a los ricachones del 1% de las SICAV porque a la guerra, como siempre, sólo va la soldadesca que va a pagar todavía más por la luz, el butano y el tabaco. Estos son los presupuestos nacionales que suben el impuesto a las grandes empresas y respetan pensiones, paro y becas, es cierto, pero todavía nos faltan los de las autonomías y ahí te rondaré, morena, porque incluyen la sanidad y la educación. Ya veremos el repertorio. Menos mal que los políticos nos van a dar la información que les pidamos, si les pete, claro, porque hay trampa, de ley, en la nueva ley de Transparencia pues se puede negar a facilitarla por aquello del silencio administrativo (negativo), es decir, que nones, que nasti de plasti forever and never, es decir, que tralarí tralará y que te vayan dando.

La nueva ley establece que serán inhabilitados por 10 años los políticos que despilfarren, pero no irán a la cárcel y sólo serán condenados a no presentarte a las elecciones; un castigo muy severo para ellos porque puede provocarles síndrome de abstinencia. Les va a entrar jaqueca. Menos mal que a nosotros no nos duele la cabeza. Aunque ellas no lleguen.

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