9 de abril de 2011

Guerra y polvo


Quisiera padecer amnesia para olvidarme de todas las guerras; para olvidar los polvos en trámite que dejamos en suspenso; para olvidarme de todas las deudas. Para no acordarme de que es probable que en las próximas elecciones tengamos que elegir entre Rajoy y Rubalcaba. Mismamente que hace millones de años. Tras 8 años de ‘republicanismo cívico’, más de lo mismo.

Quisiera gozar de amnesia para borrar todas las guerras, ya digo, incluidas las que tienen membrete y sello oficial de la ONU. Y también las ilegales a las que les ha faltado la reglamentaria compulsa debido quizás al spanish ‘vuelva usted mañana’. Guerras ilegales como la de Aznar en Irak

y la de Zapatero en Kosovo pues éste votó en el Congreso ‘sí a la guerra’ ilegal contra la Serbia de Milosevic (pleno del 15-04-1999).

Ahora que se retira con el rabo entre los bombarderos, tiene su guerra legal con póliza y timbre porque la legalidad de la sangría humana la determina una dictadura como China, con derecho a veto. Una guerra empantanada porque se lucha contra la dictadura, pero no contra el dictador (sic). Y además se han retirado los americanos y ya no levanta polvo.

Aunque se aprecien diferencias entre una guerra y otra pues en Libia ha sido el pueblo el que se ha sublevado contra el sátrapa y en Irak fue una invasión que murió el pueblo sin comerla ni beberla. Pero la de Libia es una guerra con bombas y escabechina, pese a que

los medios gubernamentales censuren el vocablo y lo sustituyan por ‘operación’ que es una palabra oxigenada que ni escuece, ni mata. Y no levanta polvo.

Por eso el Congreso aprobó la guerra, digo, la ‘operación’, con tan sólo 3 votos en contra de IU. Pero tampoco podemos saber que hubiera votado Llamazares si hubiera surgido ahora el ‘maquis’ o si el ‘comandante en jefe’ Fidel Castro, se tirara al monte de Sierra Maestra para guerrear contra el dictador Batista, al que derrotó en la ‘operación’, digo, en la ‘batalla de Santa Clara’. Porque se conoce que las guerras de los comunistas son beneméritas, asépticas e indoloras. Y que las balas matan, sí, pero abonico. Son de guasa. Sin polvo.

Un recochineo de mal gusto como el que se trae el PP de Cieza al colocar una rampa de acero delante de la fachada de la Plaza de Abastos (1929). Un armatoste que es como una cagada en la cara de la Gioconda (pero sin ser Duchamp), y que viene a complementar las cagadas sin empacho del PP frente a monumentos históricos como la perpetrada con las enormes letras de acero junto a un templo franciscano del siglo XVII.

«Esto sólo pasa en España», que se suele decir cuando te echan del club de putas. No hay quien la comprenda, ni a España ni a tu chica, cuando trata de meterse con calzador en una talla 38. Nadie entiende a España, probecica. Ni con el comodín del público, digo, de los apuntes de Costa, Gavinet, Unamuno, Ortega y Gasset y la «España como problema» del regeneracionismo del siglo XIX. Así que quisiera tener amnesia para olvidarme de todas las guerras, porque los polvos siguen en suspenso en esta España nuestra. Amén.

(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

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