5 de septiembre de 2010

Domingueros

Una vez clausurado el verano queda inaugurada la liga de fútbol, la huelga, los fascículos, la vuelta al cole y la certidumbre de que resbalamos por el filo de una cuchilla de afeitar, sin que podamos frenar con los mismísimos. Da tiricia. Hasta los policías locales de Cieza se han manifestado contra el gobierno del PP porque también tienen derecho a la misma dignidad laboral que el resto.

O más aún, pues se arriesgan en una tarea muy comprometida de seguridad ciudadana que no permite bajar su nivel (con la reducción de las horas extras), para ahorrar gastos corrientes. Los policías no son fotocopias, aunque la derecha no sepa cuál es la diferencia. Un dislate más de esta España en la que ‘Zapatero rima con Bombero Torero’, según Joaquín Sabina que, camino de la Moraleja, se ha caído del caballo y de la moto, y se ha percatado de que no

es oro todo lo que reluce y abunda mucha purpurina que brilla por el reflejo de la hojalata.

Mucha posturita cursiprogre ante el espejo de la modernidad cuando sólo son capitostes con musculitos hormonados por el marketing. O lechuguinos como los del Gobierno socialista que no se han creído la versión de los activistas prosaharauis apaleados en el Sahara y han aceptado la que les ha chivado Marruecos porque esa es la «diplomacia inteligente», que le llama Zapatero, pero que no es más que la versión política del consentido que disfruta.

Y los maltratad@s, como siempre, tienen que demostrar que son inocentes. A ver si Bibina Aído dice pío, pío, porque tampoco ha levantado ni un palmo la voz para quejarse por la expulsión de los gitanos en Francia. Una aberrante decisión que que la Iglesia ha considerado como un holocausto.

Una inmoralidad ética, a lo menos, porque se conoce que no todos los gitanos son como el Camarón y da muchísimo más pisto llevarles la solidaridad a sus guetos en cabalgatas de Reyes como han hecho esos señoritos que han sido secuestrados por viajar a África para poner un pobre a su mesa. Porque habíamos quedado en que no hay que hacer caridad, sino buscar la justicia (lo sabemos, por lo laico, desde la Viridiana de Buñuel).

Y no se busca la justicia cuando se va en plan turista solidario retransmitiendo la aventura en directo vía satélite, para que luego los demás paguemos una onerosa factura por sus ‘quedadas’ solidarias en países exóticos a donde van a dejar viandas y tiritas, mientras los misioneros miran atónitos porque ellos llevan toda la vida en la misión y ni van ni vienen vía satélite, ni se hacen fotos.

Chapotean en la pobreza todos los días de la semana y no tienen nada que ver con estos domingueros solidarios. El año pasado murieron 37 misioneros asesinados pero nadie se enteró de la anécdota; aunque los nuevos señoritos de izquierdas ya tienen un álbum de recuerdos de cuando nos secuestraron los terroristas de Alqaeda, ¿te acuerdas? Y su ONG ya prepara otro safari dominguero a mayor gloria del Bombero Torero.


(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

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