16 de agosto de 2010

Colchón


Una pareja alemana se ha caído desde la ventana de un segundo piso mientras mantenía relaciones sexuales. Están en el hospital por haber huido del clásico colchón, pues se conoce que ya no viste mucho hacerlo en el ascensor de toda la vida, en los aseos de un Boing 707 o sobre la focopiadora de la oficina. Se están perdiendo las buenas costumbres. Aunque de estas acrobacias servidor no sepa mucho porque la única vez que me he escurrido por un balcón fue cuando apareció la madre esgrimiendo el palo de la fregona mientras bufaba unos palabros muy raros (parecían alemán), que no reproduzco aquí por si hay niños.

Los que tampoco recurren al colchón son nuestros políticos, sabe usted, porque Zapatero comentó el otro día que la negociación con ETA abrió el camino hacia la paz y de ello se trasvina que sigue emperrado en la paz, es decir, en negociarla, aunque con su obcecación sólo consiga recebar el ‘ánimus independentus’ de los cromagnones atávicos, porque si Aznar era el coco que multiplicaba los independentistas debido a su intransigencia, con Zapatero son más los

quieren la independencia (47%) que los que se oponen a ella ( 34%). Natural action. Si a un niño le ofrendas chuches con el Estatuto te pide más. Y si le sigues dando, te seguirá reclamando más. Es la ley de las chuches, digo, de la política, digo, de los niños.

O de nuestro hombre de cera, el de la oposición rajoyliana, que ese mismo día respondía con una una retahíla de obviedades que también habría sembrado cualquier otro jefe de la oposición en cualquier otro momento histórico. Nada nuevo, ni una sola idea, excepto el quítate tú para que me ponga yo, porque cuando los españoles vadean arremangados su peor crisis y el paro llega al 20%, el menú de este hombre sabe a sándwich de gasolinera pues se conoce que no quiere decir ni mu, ni pío, pío, no vaya a ocurrir que meta de nuevo el cuezo en la partida pues ya perdió dos elecciones contra Zapatero, y quizás confíe en aquéllo de que a la tercera va la vencida, que se dicen los ludópatas antes de que los echen del casino.

Así que tanto monta, monta tanto, Rajoy como Zapatero porque los dos se han puesto de acuerdo en algo, en privatizar las cajas de ahorro; unas entidades que nacieron como Montes de Piedad para apiadarse de aquellos modestos ciudadanos que no podían acudir a los bancos debido a que no tenían avales ni posibilidad de pagar los usureros intereses bancarios. Su origen data del siglo XV y estaban ligadas a la Iglesia por ese interés benéfico. Además ofrecían y ofrecen, una obra social que se podían permitir al no tener accionistas a los que repartir dividendos.

Ahora la derecha y la izquierda se han conchabado para acabar con las cajas al permitir que un solo propietario pueda disponer del 50% del accionariado. Éstos sí utilizan colchón, del dinero de todos, pero no se caen por la ventana. Nadie es perfecto.

(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

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