18 de enero de 2010

¿Dónde está Dios?

Solo nos acordamos de Dios cuando truena, cuando un terremoto devasta Haiti con cientos de miles de muertos, porque cuando no existe vivimos tan panchos, pero cuando retiembla la tragedia lo hacemos vivir, que exista, para culparlo de la desgracia.

En teología Dios no puede crear helados de calor (por mucho que sea Dios) pues es finito, y además él mismo pasó por la imperfección de su propia obra y fue crucificado por ella, para demostrar que no vivimos en el mejor de los mundos posibles (Leibniz), sino en un mundo vivo, creativo, que no es una maceta de plástico muy bella, sí, pero donde nunca hay terremotos. Ni vida. Pero esto es cosa teológica y doctores tienen los ateos para las cosas de los terremotos y   la Iglesia para la  del alma, porque para las terrenales echamos mano de los

seres humanos, ya digo, que, afortunadamente, se han acordado ahora de Haití, cuando es un país que vive en la tragedia constante y desde hace siglos. Pero nos hemos ocupado ahora por las imagines de la televisión y hasta los americanos van a invadir el país para ayudarlo.

Hay varias formas de invadir un país: como en Irak, para hacer la guerra o como en haiti, para paliar una catástrofe, ayudar e imponer el orden, como ha hecho Obama en Haiti, aunque algunos le reprochen la iniciativa porque en cuanto huelen a americano, les da igual que el cohete sea intercontinental (para matar), o que vaya a la Estación Espacial Internacional.

No distinguen, como Daniel Ortega, el de Nicaragua, que ha criticado que EE.UU invada Haití con soldados, hospitales y ayuda humanitaria. En cuanto husmean al yanqui, les salen espumarajos por la boca. Lo llevan en los genes. Dios no está, o está en silencio, pero algunos humanos pían y graznan.

4 comentarios:

  1. Dios no está, no hay dios. Yo lo tengo claro. Y si lo hubiera, tampoco sirve para nada, o sea que...

    El otro día hablaba una mujer desde República Domínicana. Es neocatecumenal y está allí por aquello de evangelizar, que digo yo que ya podrían dejar que cada uno crea en lo que le dé la real gana. El caso es que la entrevistaron en la radio para que contara cómo fue, qué sintió. Ella ya estaba en el país vecino cuando hablaba de la experiencia, y terminó diciendo que cuando dios abriera los caminos, volvería a Haiti a ayudar, y que dios estaba con los haitianos. Supongo que los minutos que duró el terremoto, le pilló tomando café (a dios, digo).
    Consiguió que se me revolviera el estómago...

    Besos, Antonio.

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  2. Bueno, es tu opinión, Merce, y la respeto. Tienes razón, como también la tienen los que creen porque eso es una cuestión muy personal. La cuestión teológica es que Dios no puede crear helados de calor (es imposible incluso para él), y tampoco puede crear robots que siempre sean buenos. Tú no querrás tener como hijo un zombie que siempre te obedece.

    A partir de ahí todos los teólogos y filósofos, ya sean ateos o creyentes, llevan siglos con el asunto que se llama "teodicea". O por qué permite Dios el mal. Yo no lo sé, aunque tengo una cierta intuición que sólo me vale a mí.
    Pero tu descreimiento es tan respetable como el del creyente.

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  3. Mi descreimiento no ha sido siempre tal. Yo he sido creyente, y no sólo, he estado también muy cerca de la iglesia, probablemente por eso, por conocerla tan bien es por lo que ahora soy tan crítica con ella. Lo de dejar de creer en dios no tiene nada que ver con la la iglesia. No te levantas un día y dices: ya no creo más en dios, y ser capaz de decir: "Soy atea" me ha costado mucho, y al principio me sentía incluso culpable por decirlo.

    Pertenezco a una familia de profundas creencias religiosas, algunos familiares pertenecen a... digamos "movimientos cristianos" de estos que tan poco me gustan a mí. Hemos hablado muchas veces de la teodicea. Reconozco que ha influido mucho en mi falta de fe, pero tampoco simplifico hasta ese punto la cuestión.

    Yo creo que en un momento de la historia de la humanidad era necesaria la figura de dios, yo veo como un cierto paralelismo con la vida de una persona. Mi hijo de 10 años cree en dios, porque necesita hacerlo, porque es necesario a su edad. Hemos discutido (como plática no como pelea) mi marido, que es creyente, y yo el cómo educar a nuestros hijos, dado nuestros distintos puntos de vista. Y tengo que reconocer muy a mi pesar que tiene razón, que ahora mismo a la edad que tienen no puedo plantarme delante de ellos y decirles: dios no existe. El día de mañana cuando sean adultos, llegarán a sus propias conclusiones sobre el tema. A pesar de todo yo si le he dicho a mi hijo que no creo en dios, cuándo se lo dije el me miró y me dijo: yo sí mamá; así que esperaré el día en el que él me busqué para hablar de la cuestión, si es que éste llega.

    Sí hay una cosa que es cierta y en el fondo me duele. Encontraba más respeto por parte de los no creyentes hacia mi posición cuando yo me declaraba creyente, que de los creyentes a mi posición actual de atea.

    Perdona todo este rollo, que no sé muy bien por qué te he contado...

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  4. No es un rollo, Merce. Y admiro tu tolerancia tanto en al educación de tu hijo, como respecto a las creencias de los demás. Pero creo que son más intolerantes los ateos (excepto tú), que los creyentes. Y prueba de ello es que nadie se ríe de los ateos, pero no paran de mofarse (con dibujos, cine, caricaturas o teatro) de los cristianos.

    La última "gracia" fueron unas fotos en la que se ve al ángel anunciador con la polla en ristre ante una virgen enseñando el coño. Y fue financiada por el PSOE. Como decía Larra de su sobrino: "por supuesto no cree en Dios porque quiere pasar por hombre de luces".

    Y no me refiero a ti (ni él tampoco), sino a que no está de moda creer en dios y si lo confiesas te ponen de reaccionario, carca, conservador etc, etc. Larra ya lo denuncio hace doscientos años. Y seguimos en ello.
    Con tu gloriosa excepción.

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