2 de enero de 2010

Año nuevo y rebajas

Se acabó el fatídico 2009 de la crisis con las gaitas de siempre, es decir, con los anuarios, los ‘hombres del año’, los catálogos de señaladas efemérides, amén de hitos históricos y demás nata montada. Y casi sin inocentadas de tronío porque su credibilidad debe de estar en entredicho, pues se conoce que ya no sabemos diferenciarlas de las noticias verdaderas y parece que la naturaleza imita a la inocentada.

Y además el año lo hemos descerrajado con las rebajas anticipadas y en esta edición volveremos a juramentarnos con buenos deseos y vidas nuevas. Volveremos a dejar de fumar, a apuntarnos al gimnasio o a divorciarnos lo que estén casados, aunque como servidora funciona con psicología inversa, mientras los demás se divorcian, uno se ha propuesto este año casarse. Con carácter retroactivo. Y un casamiento exprés, si es posible, porque unos se dejan vicios y otros los cogemos.

Dice mi amiga Eva Suárez (que ya está felizmente divorciada y no escarmienta), que su madre no para de recordarle que la única diferencia entre su generación y la suya «es que nosotras hemos

aguantado a un tonto y vosotras vais a aguantar a unos cuantos» Y razón no le falta. Con esto del divorcio se aguantan más tontos que nunca. Antes tenías un tonto para toda la vida que lo podías colocar en el salón o mandarlo al bar a jugar al doninó, pero ahora puedes cargar con unos cuantos.

Aunque quizás la madre de Eva se equivoque porque las madres son muy pesimistas. Conocen el paño. La mía dice que no voy a encontrar a “una tonta que me aguante” y así no hay forma de venderse (según me dice mi amiga Helena), aunque guardes el paño en buen arca porque si tu propia madre te pone de rebajas cómo vas a engañar a las madres de las demás. No cuela.

Pero ahora que uno ya ha escrito sus libros, que ha plantado sus pinos y que lo han tirado en paracaídas, ya sólo queda tener un hijo y en eso estamos, ya digo, porque se echa de menos pasear con la novia cogida de la mano, pelar la pava en la puerta de su casa y meterle mano delante de sus padres que son actividades artistico-culturales que a lo peor ya no se estilan como la lactacia materna, por cierto, pues la Oganización Mundial de la Salud nos encomienda que se siga con la lactancia hasta que los críos la rechacen, y si no la rechazan como sería mi caso, hasta que ....

Hasta no se sabe cuándo, claro, porque uno habría seguido en ese andamio sino lo hubieran desahuciado, es decir, destetado. Decía Freud (Froid para los amigos), que el hombre sufre un trauma al nacer, otro al vivir y al morir necesita regresar al útero de la madre. O a la teta, vaya, que para eso nos pasamos media vida buscando la teta perdida.

Así que uno la busca, aunque sea una cebolla, que ya dicen algunas chicas que es cierto que todos los hombres tienen su precio, “aunque la mayoría estén de Rebajas”. Yo estoy de rebajas, de oferta y hasta en 2x1, vaya, que por el mismo precio incluyo también a mi madre. Liquidación por reformas.
(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

5 comentarios:

  1. Genial el artículo antonio.Yo también quiero volver a la lactancia pero a ser posible con una teta de esas lolitas perversas que nos pones aquí,que lo mismo cuela que todavía estoy en edad de crecimiento.

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  2. Pues yo, que también soy madre, lo veo diferente. A mi hija le digo que no aguante ni un pelo a ningún tonto y que haga siempre lo que le apetezca hacer para crecer, sin preocuparse de un tío que no comparta su forma de ver las cosas. Que la vida es corta y pasa rápido y que no deje que nada suyo dependa de nadie, y menos de un tonto....

    Feliz Año, Antuan. Y un beso muy fuerte.

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  3. Gracias, Julian. Las Lolitas volverán pronto. A ver si encuentro alguna potable.

    Novicia. Tienes razón en lo del tonto, pero es que está todo tirado con sentido del humor. Nadie aguanta a un tonto. Ni nadie aguanta a una tonta. Y hacen bien.
    Un beso y Feliz año.

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  4. Pues eso, que aguantar no se aguanta a nadie, bastante difícil es aguantarnos a nosotros mismos para tener que hacerlo con alguien con quien no compartes gustos, inquietudes o que no te aporta un mínimo. Que para éso mejor está un solo, creo yo...

    La ilusión de mi vida es tirarme por paracaídas. He pensado, a no ser que tenga un arranque súbito de valentía, dejarlo para cuando cumpla los 70.

    Besos, Antonio.

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  5. Todo va de cachondeo, Merce. Nadie tiene por qué aguantar a nadie.
    A los 70 no sé, pero ahora puedes hacer como yo: que te tiren, que es lo que suele ocurrir.
    Un beso.

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