Vade retro España

La gente está extrañadísima, asustada, pasmada, patidifusa y espectante, porque un periódico ha criticado al Gobierno. Increíble. No es normal. Eso sólo pasa en España, oye, donde también nos dedicamos a lancear toros hasta la muerte, para pasar el rato, como en Tordesillas, lugar de tratados históricos y otros laureles de carcomida historia, donde han alanceado un toro hasta matarlo como en los temebrosos tiempos del garrotazo y tentetieso, de la España eviterna del mamporro goyesco y el siniestro luto de Solana.

España misma eviterna y gallarda supurando halitosis por los resquicios de las tradiciones inmemoriales, ya se sabe, esas que empiezan con una borrachera y años después la declaran de Interés Turístico una vez conseguidos los trienios y las chapas.

En Torderillas, ya digo, han alanceado un toro hasta matarlo por unos gallardos cobardes encaramados en caballos y aclamados por la masa gritona y babeando los espumarajos del jolgorio con el sufrimiento cobarde de un animal acorralado. Y con las bendiciones de unos políticos

más empeñados en conseguir que aborten las niñas de 16 años, que en prohibir la crueldad manifiesta, el regodeo con el sufrimiento de un animal que sólo es culpable de haber nacido en un país de bestias en el que el morlaco, aún siendo toro, tiene más dignidad racional que sus verdugos. Es probables que los cuernos los lleven los de las lanzas, oye, y ellos sin saberlo que el cornudo es el último que se entera.
Y en esas estamos.
Mejor ponemos otra foto real, muy real, de dos niñas malas para alegrarnos el espíritu y alejar las estampas siniestras. Vade retro, España.