23 de septiembre de 2009

Samanta Villar y sus 21 días de puta

El ex líder del sindicato CC.OO dice que Zapatero tiene un "pensamiento infantil". Y se acaba de percatar ahora, como otros muchos que se han caído del burro y del guindo, cuando eso se adivinaba desde hace años. Muchos años. El muchacho de León no ha cambiado en estos cinco años, pero los demás sí y ahora le dan caña, aunque sólo sea porque ya no monopoliza las prebendas. Sigue siendo el mismo perengano que se declaraba Justiciero, y nos animaba hace años a que dejáramos pasar el tiempo para ver los beneméritos efectos de sus reformas, de sus políticas. A la vista están, prenda.

Así que pasamos a otros asuntos menos infantiloides, porque a la periodista Samanta Villar la han acusado de cómplice de robo al acompañar a unos chabolistas en la recogida de chatarra para un reportaje; una acusación tan estúpida como imputar a un reportero de guerra por complicidad con la agresión bélica. Una memez, como que el fiscal haya pedido tres años de cárcel para

un periodista de El Mundo por "revelar secretos", es decir, por cumplir con su deber.

Y en esas estamos, aunque lo de Samanta tenga otras interpretaciones (lecturas dicen algunos), porque ella es una periodista que está teniendo mucho reconocimiento público por sus programas de la cadena Cuatro en los que pasa 21 días viviendo situaciones difíciles o inéditas, para meterse en la piel de distintos grupos de personas y comprender y mostrar como son sus vidas, ya que según argumenta: "hay problemas que sólo se entienden cuando se viven en la propia, piel". Eso dice la reportera para justificarse.

Por ejemplo "21 días entre cartones", "21 días sin comer", "21 días en una chabola", "21 días machacando mi cuerpo", "21 días como sinpapeles" o "21 días fumando porros". Una labor periodística encomiable y meritoria. Y la admiramos, pero nos falta el programa "21 días de puta" en los que se meta en la piel de ellas y nos muestre como son sus vidas, sus polvos, sus miserias, su explotación o su disfrute (que de todo hay), porque es cierto que "hay problemas que sólo se entienden cuando se viven en la propia, piel". Y que no lo haga con las prostis de lujo a 500 euros la hora, sino con las poligoneras explotadas y marginales. O con los travestí como el de la foto. Tiene más mérito.

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