23 de julio de 2009

Zapatero, Gibraltar y la paz del cornudo


Juan Cornudo Consentidor es un vecino que suele abogar por la paz y el diálogo porque está convencido de que todo en la vida se arregla hablando y el diálogo conduce siempre a una paz que él predica con el ejemplo, desde luego, porque como el fulano que se folla a su mujer delante de sus napias (el dueño de la fábrica en la que trabaja) también está por el diálogo y por la paz, pues todo se desenvuelve en una armónica convivencia, en una ejemplar avenencia y concordia, que permite aunar esfuerzos para lograr la convivencia pacífica de la ciudadanía.

Así que Juan Cornudo Consentidor le abre la puerta al amante de su mujer y como buen conde Don Julián, lo lleva cortésmente al dormitorio, sale de la habitación, se desnuda, se atavía con un minúsculo delantal de doncella francesa y vuelve a entrar con las bebidas que les sirve arrodillado a los pies de la cama si no le toca prosternarse y oficiar de mamporrero a petición de su propia esposa, que es un arte que

él ejerce solícito, y ganapán, porque lo importante es la convivencia, el diálogo y el consenso en el que él concursa con un singular celo.

Un celo que lo ha llevado a arrodillarse por voluntad propia ante la polla que lo hace cornudo para besarla y darle las gracias por tan gentil ministerio, por hacerlo cornudo, en una beatífica actitud que nos viene a convalidar que el diálogo y el entendimiento son los verdaderos artífices de la paz porque lo importante es la paz, la paz de don Julián, la paz del matrimonio, la paz del cornudo.

Nota.-
Este texto es del libro Entretiempo y cualquier parecido con la visita del ministro Moratinos a Gibraltar es pura coincidencia.

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