1 de agosto de 2007

Bergman y la muerte

Ha muerto Ingmar Bergman, uno de los directores de cine “más serios”, junto a Dreyer o Robert Bresson. El cine serio que te hace pensar y divertir, porque algunos tenemos el defecto que nos divertimos pensando, mientras otros se entretienen hocicando en la vida de los famosos. Fue el director que más ha inspirado a Woody Allen, aunque no lo parezca, pues el americano llegó incluso a imitarlo en "La comedia sexual de una noche de verano" ("Sonrisas de una noche de verano") o en "Desmontando a Harry" ("Fresas salvajes").

Tengo guardadas las películas “Fresas salvajes”, “Como en un espejo”, “El séptimo sello”, “El silencio”, “Los comulgantes” y “El manantial de la doncella”. Las demás películas, como Fany y Alexander o Gritos y susurros, más populares, a mí no me dicen nada. Las otras, las que guardo, son depresivas, es cierto, te hacen pensar, pero te presentan la realidad de la vida tal cual es, sin
edulcorantes. Más natural.

Y después de verlas te llenan de confianza porque todas estas que digo, incluida el Séptimo sello, dejan un lugar para la esperanza. Ha sido un director ateo, pero paradójicamente ha sido el que mejor ha tratado a los creyentes, porque era un tipo inteligente y no necesitaba demostrar nada, como Zapatero, por ejemplo, un medianías que quiere conseguir prestigio y pasar por moderno (Larra), comiéndose a los curas en plan decimonónico y asegurando que no existe Dios porque eso se sabe en París de muy buena tinta (Larra otra vez)

“Dios es el amor que llena el frío universo”, dice uno de los personajes de "Como en un espejo". “Tú lo viste señor; viste la muerte de una niña inocente y mi venganza, y tú lo has consentido", dice otro personaje. "No te entiendo, no te comprendo, pero te pido que me perdones”, añade el protagonista de “El manantial de la doncella”. Bergman era ateo, pero quería creer. Como muchos de sus personajes.

8 comentarios:

  1. Nunca se me olvidará la inquietante "El séptimo sello".
    Un gran director, sin duda.
    Muchos queremos creer, Antonio.
    Abrazos.

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  2. Lo sé, Enrique. A mí también me ha pasado.

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  3. Comparto tu admiración por Bergman aunque creo que Fanny y Alexander es una obra maestra, compendio de toda su obra. Él mismo la calificó de "testamento". En ella está el amor, el odio, la intolerancia, la magia y, por encima de todo, la alegría de vivir.

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  4. A mí me gustan más las otras, Pura. Y además hoy he sabido que no era ateo, que era creyente y quería conocer qué había al otro lado, según le dijo a Liv Ullman antes de morir. Creyente con dudas y buscando, como muchos.

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  5. Pero el cinematógrafo nació como arte de masas, como un intento de acercar al pueblo llano la realidad inventada de los artistas.
    Un cine para minorías como el de Bergman o Antonioni, se aparta de la genialidad en cuanto que se sume en el ombliguismo solipsista, muchas veces rincón solitario de snobs y de fracasados, olvidando sus principios.
    John Ford, Hitchkock o el mismo W. Allen dicen lo mismo en algunas de sus obras, alcanzando al mismo tiempo el interés de la gran masa.
    No es un comentario despreciativo, pero desde luego yo al menos aprecio más al que habla a muchos cosas inteligentes, que el que dice en susurros y para pocos lo mismo.

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  6. A mí gusta mucho Ford y Wilder y John Houston, por ejemplo, y sin embargo a Antonioni no lo trago. Hay veces que deseo divertirme con Wilder y otras que necesito a Bergman o Robert Bresson. Que te guste uno no descarta que te gusten los demás. En mi colección también tengo películas como El Guateque, el Jovencito Frankestein o la Guerra de las Galaxias. Y a Kubrick (Atraco perfecto, por ejemplo) Un cine no tiene por qué descartar al otro. De Wilder, por ejemplo, tienes películas desternillantes como Primera Plana o Con Faldas y a lo loco, y también ácidas como El Apartamento o Días sin huella o el Gran Carnaval.

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  7. También a mí me gusta Bergman, ya he comentado algo por ahí en otros foros me gusta ese vacío en el que caes en sus películas porque todos podemos acabar como cualquiera de sus protagonistas y esto acojona, la verdad, aunque debo confesarte que no siempre lo entiendo aunque puedo asegurarte que desde ese no entender ni media palabra sabe transmitirme un gran desasosiego...¿eso debe ser arte verdad?
    Saludos

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  8. Hay películas que yo tampoco las entiendo, como Persona, por ejemplo. Y eso es culpa del artista que ha fracasado al hacerse entender. Hay películas de Bergman más logradas que otras y como nos pasa a todos, también tiene películas malas. A mí Gritos y susurros nunca me ha gustado, me aburre, pero otros la creen su obra maestra. Es cuestión de gustos. Pero la mayoría de ellas si se entienden y si te transmiten ese mensaje existencial de incertidumbre, ha logrado lo que se proponía que es hacerte pensar sobre si la vida tiene o no sentido. Y de tenerlo de qué calidad es.
    Un beso.

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