27 de septiembre de 2006

La decadencia de la razón


La Deutsche Oper de Berlín ha decidido suspender la ópera de Idomeneo, de Mozart, para no herir a los musulmanes. La obra trata precisamente del levantamiento de los hombres contra Dios, toma posición frente a las religiones y es una denuncia del fanatismo religioso que, como colofón, muestra las cabezas cortadas de Buda, Poseidón, Jesucristo y Mahoma. Pero la obra ha sido censurada porque se teme la reacción de los islamistas, por lo que la propia obra ha caído en la censura que denuncia. Paradójico. Como es natural a partir de ahora oiremos a los listos y cerriles cursiprogres justificando
la decisión porque hace 775 años la Iglesia católica tuvo la Inquisición y ahora, en pleno siglo XXI, parece que le toca tenerla a los islamistas. Y lo aceptan por tol morro. Son sumisos consentidores que se escagarrían por la pata abajo y que justifican su miedo a los islamistas en los errores de la Iglesia católica cometidos hace ocho siglos, o sea, 775 años, por los que la institución ha pedido perdón, mientras los ateos no lo han hecho por los 100 millones de muertos de las dictaduras comunistas (vamos a recuperar la memoria histórica y nos vamos a reír una jartá).

Miran 775 años atrás pero no quieren ver lo que ha ocurrido hace unos años en su propia casa común de la izquierda o ahora mismito en la moderna Alemania, con otra cesión cobarde al cerrilismo intolerante; otra renuncia a la razón, otra concesión a los fanáticos que poco a poco están modelando nuestras vidas y deciden lo que tenemos o no que hacer, lo que tenemos o no que leer y lo que tenemos o no que oír, sin necesidad de presentarse a las elecciones. Hemos abdicado ante los clérigos de los valores de la revolución francesa, la Ilustración, la razón, los derechos humanos y la libertad de expresión y creación. Si Voltaire levantara la cabeza se volvía a morir de asco. A mí me dan ganas de salir a la calle a manifestarme contra los cretinos de la izquierda que jalean a los islamistas porque se enfrentan a Estados Unidos. Son capaces de aceptar la esclavitud islámica con tal de joder a los americanos que, por otra parte, siempre serán libres. Los islamistas son cerriles; los nuestros son psicópatas.
Nota.- Pepiño Blanco ha abierto un blog como éste, en Blogger, y he intentado dejarle un comentario pero ha puesto el cinturón de castidad de la moderación y no me deja publicarlo. Practica la censura. Le da miedo la libertad de los demás. Otro con caguetilla. Otro héroe.

3 comentarios:

  1. Viejas abdicaciones llevaron a Hitler al poder. Ellos usan el poder del terror pero la cobardía no es la mejor arma para combatirlo.

    Que dios, alá, buda o la madre que parió al que está ahí arriba, nos pille confesados.

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  2. Andaba yo unos dias ausente de estos comentarios (que no de la lectura de tu blog, querido Antonio), no fuera que Rubalcaba ordenara mi inmediata detención a cuenta de mi último comentario. Hace tiempo comenté en este mismo foro que no era capaz de entender la extraña fascinación de la progresía patria por el islamismo. A mi el islamismo me da bastante miedo, lo reconozco. Parece ser que si somos occidentales y cristianos tenemos que pedir perdón y expiar no se qué culpas. Y por lo tanto, perdonar y entender todo lo que proceda del islamismo, por radical que sea.
    Considero la religión islámica, en muchas de sus características, inconstitucional y contraria a la cultura occidental. ¿Tenemos que recordar a los cursiprogres la situación de la mujeres o de los homosexuales en los paises árabes? ¿Me pueden decir estos mismos si hay algún país árabe que sea una democracia respetuosa con los derechos humanos?. Hablan algunos de un islamismo moderado, pero yo no soy capaz de verlo por ningún lado.
    Está claro que Europa está en grave crisis, asolada por la enfermedades propias de su opulencia y riqueza. Pero recordemos que esa riqueza ha sido avalada por una civilización que ha construido los cimientos para ello, donde prevalece la libertad, el respeto a los derechos humanos y la iniciativa personal. Ahora parece ser que estamos en la deconstrucción de esos mismos cimientos, y claro está, el magnifico edificio se nos viene abajo. También tenemos que recordar que estar tal como estamos nos ha costado muchas guerras y penalidades. Que llegar hasta aquí ha costado muchos siglos, no lo olvidemos.
    Julián Marías se extrañaba de lo poco que se hablaba de occidente. Nunca me ha fascinado la cultura oriental, los países exóticos, qué le voy a hacer. Prefiero París a Hanoi, me caen mejor los oficinistas que murieron en las torres gemelas que los talibanes lapidadores de mujeres. ¿Soy culpable? Prefiero Grecia, Roma, la cruz, el gótico, el renacimiento, los sonetos barrocos, la enciclopedia, los románticos, el impresionismo, Ortega, Marañón y Marías y, por supuesto, los poemas de Pura Salceda, improbables en una cultura islámica.
    Hablaba Oriana Fallaci de Eurabia, una Europa conquistada silenciosamente por el islamismo. Parece ser que los Abderramanes de la Córdoba del siglo X (la ciudad más importante de todo occidente), que eran rubios y de ojos azules, eran bastante más civilizados y abiertos que estos sultanes de hoy en día.
    Habrá que volver a los campos góticos, como se llamaba antiguamente a esa tierra yerma y adusta que es Castilla, la tierra más occidental de toda Europa (porque quiso serlo), y volver a empezar.
    Sobre lo del blog de pepiño, sin comentarios...
    Enrique

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  3. Tienes toda la razón, Pura. Se empieza cediendo en esto, y luego en lo otro y al final se nos perdona la vida. Si renuncias a tus principios democráticos renuncias a todo. Y a ti, Enrique, bienvenido de nuevo. Yo también prefiero París a Hanoi. Y Nueva York a La Habana. Lo que le ocurre a esta presunta izquierda es que admira a los islamistas porque les han plantado cara a los americanos. Son capaces de ser esclavos, ya digo, con tal de joder a Norteamérica. Son así de cerriles. Y de lo de Pepiño ni te cuento. Exigen libertad para los demás, pero ellos la limitan. En fin. Lo de siempre.

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