Dicen que pasado un siglo nadie se acuerda de nosotros, según un estudio de los servicios funerarios de Madrid que demuestra que el 68% de los restos de quienes están enterrados en nichos no son reclamados por nadie concluido el plazo legal de 99 años. Pero a mí me parece que un siglo en mucho. Demasiado, porque a mí las novias me olvidan al instante. Incluso algunas me han olvidado antes de salir de su casa, dando el consabido portazo. Y las demás nunca me han olvidado, porque cuando me las he vuelto a encontrar y las he saludado, se han apartado para dejarme pasar y han seguido su camino muy altivas. Ni perdonan, ni olvidan. Pero a mí las que no me olvidan son las madres de mis novias porque siempre me he llevado muy bien con ellas y con algunas mejor incluso que con las hijas porque son más atentas que ellas. Es que son muy solícitas y
cariñosas. Mucho. Y no te olvidan como las hijas que nada más dejarte se echan enseguida otro novio. Y te tienes que ir a casa de su madre, porque es sabido por las películas americanas que cuando a uno se pelea, o lo dejan, se va a casa de su madre. Es a casa de la tuya; a casa de tu madre, te suelen decir ellas. Son malas y hasta les molesta que rehagas tu vida con su madre. Y eso que ellas disfrutan dejándote porque sé de más de una que después de dejarme han salido a hombros de la casa como se ve en la foto. Con todo el descaro del mundo. Lo celebran y encima te saludan cuando se van en loor de multitud. No tienen sentimientos porque una cosa es que se vayan, y te dejen, y otra que salgan encima a hombros.
Las novias (algunas) son así, lo que no saben ellas es que a nosotros el apetito sexual no se nos acaba, jeje.
ResponderEliminarUn blogabrazo.
Gracias, Dammy por tu blogobrazo.
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