28 de febrero de 2006

Terremoto en Cieza

Un terremoto retembló el sábado en Cieza, mi pueblo, y el suelo y las paredes trepidaron como si estuviéramos en una estación de Metro. Yo me asusté mucho porque sé que en Cieza no hay Metro, así que al llegar a tan clarividente conclusión me quedé espeluznado porque si en Cieza no hay Metro, se trataba de un terremoto, de eso no hay duda, me dije mientras descolgaba el teléfono para llamar a la policía con el propósito de participarles mi inquietud.

Ya nos hemos dado cuenta de que en Cieza no hay Metro, me dijeron allí muy amables, por lo que confirmaron mi impresión de que se trataba de un terremoto. Así que llamé al Instituto Geográfico Nacional que sabe mucho de estos perejiles y me confirmaron que, en efecto, en Cieza no hay Metro y que se trataba de un terremoto con epicentro en "la Serrana", según me dijeron.

¿Epicentro? ¿Qué es el epicentro?, me pregunté yo muy perspicuo antes de ponerme a indagarlo en libros, epítomes, tratados y enciclopedias que me permitieron llegar a la clarividente conclusión de que el epicentro es como el clítoris del terremoto, donde se originan los temblores, espasmos y

sacudidas. Es el 'epiclitórico' del temblor, o sea, el no vas más de la cosa, verdad usted.

Tú eres tonto o qué, me dijeron en el Instituto Geográfico Nacional cuando llamé para proponerles esta nueva denominación que se ajusta más al rigor semántico del asunto. Además de ignorantes, estúpidos, me dije yo al colgar porque me sentía muy mal al haber confirmado que, efectivamente, en Cieza no había Metro y se trataba de un terremoto. Una mala noticia porque a mí los terremotos me provocan ansiedad. Se lo tengo dicho al psiquiatra pero él me dice que es normal que los terremotos me provoquen zozobra, cuando yo sé que no es normal porque cuando yo era niño a mí los terremotos me divertían mucho.

Entre otras cuestiones, razones y/o argumentos, porque se caían las cajas, las paredes se agrietaban y las mujeres se asustaban echándose las manos a la cabeza. Era muy divertido. Y si te ponías debajo de una escalera le podías ver las bragas a las niñas porque al temblar el suelo se le levantaba la falda. Hay que tener paciencia, es cierto, para aguardar durante años junto a una escalera a que aparezca una chica, se suba a ella y que en ese preciso momento se produzca un terremoto. Pero puede ocurrir, ya digo, que cosas más raras se han visto.

Y también puede suceder que después de tanto esperar, te encuentres con que la niña lleva unas bragas feísimas. O que no lleve bragas. Una decepción después de años y años de espera. Juegan con tus sentimientos. No obstante hay que esperar, decía, tener paciencia y nunca perder la esperanza porque la esperanza es la madre de los mirones 'upskirt'.

1 comentario:

  1. ami me pareces un asqueroso obseso sexual el nombre de mi pueblo ni te lo deberias poner en la boca so guarro ..das asco cabronazo de un ciezana que defiende su su pueblo de marranos como tu.

    ResponderEliminar