10 de enero de 2006

Masturbación musical

Hay inventos que deberían de conseguir el mayor reconocimiento a escala internacional y llevarse todos los premios al ingenio, como es el caso del “vibrador musical” que funciona al ritmo de las canciones del iPod. El invento (que se puede adquirir por Internet), lleva una especie de vibrador de bolsillo que se conecta por medio de un cable a un reproductor musical y se mueve siguiendo el ritmo de las canciones transmitiendo esa vibración al interior de la vagina, es decir, al coño, lo que pasa es que los fabricantes hablan de vagina y no de coño porque son muy correctos y también quieren vendérselo a las chicas finas que no tienen coño, sino vagina, que de todo hay en la viña del señor. El iBuzz (nombre del vibrador musical), viene surtido con dos recambios de goma (por si ellas le dan mucho trajín), y con el correspondiente cable que puedes llevar por debajo de la ropa sin que se vea que está conectado al aparato, lo que te permite
modificar la intensidad de la vibraciones con el mando del volumen sin que nadie se entere de nada. Así que si estás en un aeropuerto, por ejemplo, y lo llevas metido en la vagina (o en el coño) puedes masturbarte en la sala de espera mientras oyes el “¿Me voy o no me voy?” de Celia Gámez (o los boleros de Bertín Osborne), con sólo subir el volumen de la música para aumentar la vibración y correrte delante de todos, sin que nadie sepa nada, que es una fantasía muy corriente en la mujer. Así que mientras tú andas embobado mirándole las piernas enfundadas en esas medias de rejilla, ellas se están masturbando y oyendo música delante de ti. Tan panchas. Son unas descaradas que ya no saben que inventar para pasárselo pipa sin tener que trabajar. Quieren estar todo el día gozando y oyendo música. Aunque el invento también tiene sus ventajas para el hombre, ya digo, porque te permiten escaquearte cuando ellas se ponen mimosas y quieren cuartelillo. Ponte el iPod, cariño, que es que me duele la cabeza, podrás decirles sin que te remuerda la conciencia porque ellas pueden autoservirse, gozar y además oír música. Todo un detalle.

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