20 de noviembre de 2005

Pueblo hermano, Gobierno amigo

El presidente del Gobierno ha reconocido en un simposio de directivos hispano-marroquíes (celebrado en Sevilla), que España es un “un pueblo hermano y un Gobierno amigo” de Marruecos”. Vale. El Parlamento Europeo, que se conoce que son unos fascistas, ha pedido por el contrario al sátrapa marroquí que libere a los defensores de los derechos humanos Aminatu Haidar, Ali Salem Tamek y los otros 35 presos políticos saharaui que se hacinan en la cárcel que aparece en la foto de arriba. Y además ha denunciado públicamente la suerte de los más de 500 desaparecidos saharauis, incluidos los de las campañas militares. Esto es lo que hay, porque miles de personas se manifestaron hace unos días en Madrid para reclamar que se reinicie el plan de la ONU (el plan Baker) que fija la celebración de un referéndum de autodeterminación en
el Sáhara porque no es incompatible defender nuestros intereses en África “con la legalidad internacional y la justicia", reclamaron con mucha razón a Rodríguez Zapatero antes de que se fuera a felicitar al tirano.

Porque el presunto socialista Rodríguez Zapatero confía mucho en las resoluciones de la ONU para resolver todos los conflictos internacionales, excepto en las que condenan a los marroquíes. La ONU importa mucho a Zapatero y a la izquierda si condena a Israel y los Estados Unidos, pero no cuando condena a Marruecos como es el caso del Sahara occidental. Porque en julio de 2003 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó por unanimidad la resolución 1.495 (con el apoyo de saharauis, franceses y argelinos), en la que expresaba su apoyo a la última propuesta sobre el Sahara del enviado de la ONU, que se ha conoció como Plan Baker II. Un plan que Marruecos también rechazó y rechaza. Eso es lo que hay: ONU sí cuando me gusta lo que dice y ONU no cuando no me gusta y no me interesa. O sea, al gusto del consumidor. Sepulcros blanqueados.

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