Charla Muller decidió regalarle a su marido 365 noches de sexo y lo ha contado en el libro «365 Nights: A Memoir of Intimacy». El marido dice que se lo ha pasado chachi piruli, claro, qué va a decir el pobre. Cualquiera le hace un feo a la tronca y rechaza el aguinaldo. O le replica que es muy pesada, que no está ya uno para saltos del tigre desde lo alto del armario y toda esa solemnidad; que mejor le regalas tú 365 ‘gang bang’ con un tercio completo de la Legión, para que se calme. Incluida la cabra, sí.
Para que no dé por hecho lo que cree que le gusta al marido porque las suposiciones pueden ocasionar más de un patatús, pues a mí una ex-novia me regaló una silla de montar dando por supuesto que yo ya tenía el caballo.
También dábamos por supuesto que los defraudadores al fisco iban a regularizar su situación y no lo han hecho, por lo que el Gobierno debe hacer públicas las listas que ha recibido de Hervé Falciani (el delator de evasores), en la que constan todos los solariegos villanos que apilan los billetes en los picaderos extranjeros.
Esa lista hay que hacerla pública en plan «Wanted. Dead or alive», sin que valgan las excusas de la privacidad porque si a un autónomo lo puede perseguir por la calle un señor vestido con frac, (para humillarlo y cobrar una pequeña deuda), también debería acosar a los 3.000 grandes defraudadores que tienen su calderilla en el extranjero y no catan la carne de caballo de Ikea. A los grandes, porque podríamos ser benevolentes con un pequeño empresario que, agobiado por las deudas, remolonea con Hacienda ya que ha tenido los dineros en España y por eso lo han pescado. Por no huir.
Otros han huido a Suiza, como Bárcenas, y encima nos hace la peineta tabernaria porque parece que tiene a Rajoy cogido por los huevos y los sobresueldos. Hiede a chantaje. Eso en Spain, claro, porque en Grecia pululan los nazis y en Italia han ganado los populistas demagogos que prometen el paraíso de Jauja en la Tierra. Salimos de la malo de siempre para caer en lo de siempre peor.
Aunque hay que tener fe en la justicia y la democracia y no preocuparse por el futuro, serenidad, por favor, porque yo me acabo de enterar de que mi querida hermana María ya me tiene pagado el entierro. Así que tengo seguridad para el porvenir. Es lo único que le puedo ofrecer a las chicas: que mi entierro les sale gratis.
Aunque estos credenciales no las convenzan mucho porque cuando te presentan alguna y lo primero que le dices es que ya tienes pagado el entierro (y panteón en propiedad), al ver sus desorbitados ojos comprendes que no les basta. E incluso salen corriendo. Son muy raras. Se conoce que quieren que les ofrezcas otra cosa. Así que el invento de las 365 noches de sexo no lo catas ni por asomo. «Que inventen ellos», que decía Unamuno. «Que inventen ellas», que replican las feministas. Y ahí tenemos a Charla Muller inventado lujuriosos jolgorios sin saber lo útil que puede ser para ellas la alcachofa de la ducha.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.
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